Hay días que posan altaneros ante la pasarela de tu cámara, como en ese andar petulante y pretencioso de los modelos.
Una mañana, en la frontera natural entre Asturias y León, las estaciones parecían haberse confabulado en un reparto vertical del territorio: arriba el verano claro, radiante, luminoso, ligero, volátil. Debajo: El denso invierno con el cortejo de su atributo de oscuridad introspecta.
Alguna vez os hablé de esta comarca de hermoso nombre: "Luna". Y no me negareis que, en ocasiones como esta, bien lo merece. Aquí en la Tierra, esas mismas estaciones parecen haber llegado a acuerdos bien distintos, más temporales que espaciales...
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