lunes, 26 de diciembre de 2022
La maldición del Faraón
domingo, 25 de diciembre de 2022
Inclusión Real
Está de moda esto de ser inclusivos: lo intuimos en las pretensiones del idioma, y si no, que se lo pregunten a los "niñEs" de Irene Montero.
También podemos verlo en las patadas que le damos a la coherencia cada vez que, en televisión, vemos a un Aquiles peleando en Troya o a un hada madrina asesorando a Cenicienta en cuestiones de vestuario, cuando no es a la Sirenita, a Ana Bolena o a Julio César, todos ellos negros, o quizá debí decir “de color”.
Pero el fenómeno no es invención de nuestro tiempo, ni debe méritos a ningún Ministerio de Igualdad, y que sirva el ejemplo siguiente, muy bien traído, si se tienen en cuenta las fechas por las que atravesamos.
Una de las primerísimas representaciones de los Reyes Magos, que, por cierto, como cada año, ya estarán dirigiéndose hacia Belén, nos remonta al siglo VI (año 550 ddC). Fue en un mosaico de la Basílica de San Apolinar el Nuevo, en Rávena, la última capital del Imperio Romano de Occidente. En ese mosaico, que mandó construir Justiniano, aparecen los tres reyes magos, sin camellos y más jóvenes de cómo los imaginamos. Caminan en fila, uno tras otro, con vasijas de plata entre las manos.
Esta obra es particularmente importante por ser el lugar en el que estrenan nombres, los de Melchor (quien parece el más joven), Gaspar y Baltasar, que siguen teniendo actualmente (en la Biblia no se citan sus nombres). Pero hay algo que parece aún más interesante, si cabe: se trata del hecho de que los tres sean blancos.
Fue a finales de la Edad Media, a partir del siglo XV, cerca de mil años más tarde, cuando en las pinturas flamencas y alemanas comienza a aparecer la figura del rey negro, Baltasar, en una clara integración inclusiva, que quizá no fue demasiado consciente ni desafortunada, dadas las circunstancias y la época.
viernes, 16 de diciembre de 2022
Escuela-Palacio
Los vecinos de Piedrahita (Ávila) tienen numerosos motivos para estar orgullosos de su lugar, y no solamente por residir en un precioso enclave rural, con un pueblo que no le va a la zaga, también porque disponen, hoy por hoy y cuando menos arquitectónicamente, del mejor colegio público de España. ¡Y es que puede afirmarse, sin incurrir en exageración alguna, que sus retoños estudian nada menos que en un palacio!
Un palacio que perteneció y está entroncado con el origen de la casa de Alba: los señores de Valdecorneja construyeron el castillo en las afueras del pueblo y para su residencia. En los siglos XIV y XV, será don Fernando Álvarez de Toledo, II señor de Valdecorneja, quien iniciará su construcción, siendo el lugar donde nació, en 1507, el III Duque de Alba.
Con el aumento del poder de esta familia y el desplazamiento de sus intereses, acabaron utilizando el lugar a modo de residencia veraniega, invitando a destacados personajes de las artes y las letras españolas como fueron, entre otros, el pintor Francisco de Goya o el escritor Gaspar Melchor de Jovellanos.
El palacio sufrió severos daños provocados por el ejército napoleónico, durante la guerra de la Independencia, e igualmente durante la Guerra civil española. El interior fue incendiado y saqueado, sin embargo, el exterior permaneció sin alteraciones.
En 1931, el Ayuntamiento de Piedrahíta compró el palacio a la Casa de Alba por un precio simbólico. Desde entonces viene utilizándose para uso y disfrute de los lugareños, siendo, en estos momentos, colegio público y jardín municipal (los exteriores). Fue declarado bien de interés cultural, en la categoría de monumento, mediante decreto de 7 de julio de 1993
Otra curiosidad: nada más cruzar la calle, nos
encontramos con la que fue casa de Gabriel y Galán, el poeta castúo que
ejerció su magisterio en este pueblo. Antes fue maestro en Guijuelo (Salamanca), después y
por último, en Guijo de Granadilla (Cáceres), adónde murió.
domingo, 11 de diciembre de 2022
¡Bares, qué lugares...!
Cuantos siguen mis blogs conocen mi afición al arte urbano y muy particularmente a una de sus derivaciones: el tuneo de las señales de tráfico... Por tal motivo elegí esta imagen para ilustrar el tema del que quiero hablaros hoy.
Ya en su día y un poco antes, en 2018, los franceses nos tomaron la delantera en esta solicitud, para los famosos bistrós de París. Hoy persisten en el empeño de conseguirlo.
En cuanto a España, hablamos del país con más bares y restaurantes por persona de todo el mundo, por eso, y porque alcanzar tal consideración requiere que estos establecimientos, integrados en la vida y cultura de sus gentes, no se detengan en ser meros despachos de bebidas, se pide convertirlos en Patrimonio de la Humanidad (UNESCO), algo que hace un par de años solicitaron desde la plataforma “Juntos por la Hostelería (2020)”, contando con el apoyo de personalidades como Ferrán Adrià, Elena Arzak o Joan Roca, entre otros, desde la web “Soypatrimonio2020.org”.
Y no es moco de pavo, puesto que hablamos de un bar por cada 175 lugareños de esta piel de toro, esto es: un total de 277.538 establecimientos gastronómicos, según el INE, dando trabajo, la restauración, a 1,7 millones de personas y suponiendo el 4,7% del PIB.
Según esta web:
-. 1 de cada 3 parejas tuvieron su primera cita en un bar.
-. El primer restaurante del mundo se fundó en España, hace unos 250 años.
-. Lorca, Valle Inclán y Hemingway escribían sus libros en los bares.
-. Nuestros chefs son un referente de la gastronomía mundial.
-. Más de 10 millones de personas celebraron el Mundial en un bar.
-. Mucho antes de llegar internet, en España ya éramos muy de “chatear”.
“No es beber, es desinfectar las heridas internas”
“-. ¿Qué ganas bebiendo?
-. Nada, yo bebo sin ánimo de lucro”
"Yo sé que el alcohol me hace daño, pero… Se lo perdono”
“A mí lo que me emborracha es el tomate. Empiezan los colegas con el tomate una, tomate otra y al final pasa lo de siempre.”
“He dejado la cerveza… pero no me acuerdo donde”
“Todo pedazo de pan lleva consigo la triste historia de un trigo, que pudo haber sido una cerveza.”