Ludwig van Beethoven murió en Viena el 26 de marzo de 1827, a los 56 años de edad, como consecuencia de una prolongada enfermedad. Su amigo Anselm Hüttenbrenner nos proporcionó una vívida descripción del evento.
Son numerosas las pistas que podrían llevarnos a pensar que, el compositor más grande de la historia fue alcohólico, al fin y al cabo parece evidente que la creatividad de los artistas suele ir, no pocas veces, de la mano de las dependencias...
Existe una disputa sobre la causa de la muerte, un diagnóstico diferencial que incluye demasiadas posibilidades, con el hígado como principal protagonista: cirrosis, hepatitis infecciosa, envenenamiento por plomo, sífilis, sarcoidosis y enfermedad de Whipple.
En 2008, el patólogo austríaco Christian Reiter afirmó que el médico de Beethoven, Andreas Wawruch, lo mató accidentalmente al administrarle una sobredosis de una cura a base de plomo. Según Reiter, Wawruch utilizó la cura para aliviar el acúmulo de líquido en el abdomen.
Le gustaba particularmente el vino, que, entonces y con frecuencia, estaba contaminado con plomo... Su consumo crónico podría también explicar la pérdida auditiva que hubo de soportar tantos años...
El funeral se celebraría tres días después y a la procesión asistió una gran multitud. Durante la ceremonia se interpretó el Réquiem de Mozart.
Desde 1888 sus restos reposan en el cementerio central de Viena, muy cerca de los de Schubert.
Tras conocer estos hechos, admito que el "Himno a la alegría" cobra nuevos matices, en mi consideración, aunque sin alejarse de la inicial, que siempre lo situó en la cumbre de la música clásica.
De cualquier modo, la elaboración de este post me hace recordar cuán diferentes somos todos: en mi caso, tras ingerir unas pintas de vino, no doy para más que entonar "El rancho grande!"...
En su cuaderno, el biógrafo de Beethoven, Alexander Wheelock Thayer, registró el relato de Hüttenbrenner sobre su agonía. El informe de los testigos presenciales refiere que, en el momento inmediatamente anterior a su muerte, el compositor «sacudió con el puño al cielo», el lugar en el que probablemente, y aún así, se encuentre ahora, y es que no se me ocurre que pudiera tener cabida en otro sitio...
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