Gilbert Bécaud fue la personificación de una metamorfosis permanente, en la que cada muda suponía un alto para repostar del surtidor del dinamismo, en el área de servicios de nuestra energía vital.
Desde el inicio de su carrera, a principios de los cincuenta, se las apañó para estar y estuvo siempre en el candelero, soportando los avatares que cortejaron a las distintas tendencias y alcanzando a ser, una vez tras otra, el hombre del momento. La palabra exceso es la que mejor le definió, un exceso que se ponía particularmente de manifiesto durante sus actuaciones en público, en algunas de las cuales recogió algunos de sus merecidos sobrenombres, como el de "Sr. 100.000 Voltios" ó el de "El hombre de la corbata punteada", que pagó con las constantes de su indumentaria.
Aún hoy se le sigue atribuyendo un fatídico récord que, probable y afortunadamente para los empresarios, nunca le arrebataran: fue en 1.955 y con motivo de una de sus primeras apariciones en el Olympia, templo parisino de la música en general, y de la canción francesa en particular... Algo del todo inusual para la historia del Music Hall del país vecino: un público soliviantado acabó destrozando la nada despreciable cantidad de 500 butacas, amén de otros elementos del mobiliario. Dicho esto y sea de paso: no se entiende que Bécaud alcanzase también a ser el fenómeno que más veces pisó -fueron 33 las ocasiones- el escenario de esta mítica sala francesa.
Dios, que a buen seguro languidecía tras una eternidad de melosos sonidos angelicales, vehiculados por los acordes de sus no menos monótonas liras, optó por sustituirlos por una voz que parecía no poder aliviar la flema y las notas de un endiablado piano; haciéndole firmar, a finales del 2.001, un contrato a perpetuidad. En su divina providencia e imagino que antes de planteárselo, debió proveerse del adecuado guardamuebles. De no haber sido tal, amigos, y llegado el momento, habríamos de disponernos a encontrar el paraíso "hecho unos zorros..."
Gilbert Bécaud nos legó un testamento de éxitos. Sirva a modo de representativo ejemplo el texto de "Et maintenant", una de sus canciones más conocidas que -recurriendo al playlist del final de la página y entre otras- podemos escuchar íntegramente.
ET MAINTENANT
Y ahora... Que voy a hacer...?
...con todo este tiempo que conformará mi vida?
...con toda esta gente que me manifiesta indiferencia?
...ahora que tu te has ido?
Todas esas noches, para qué? para quién?
y esos amaneceres que vuelven para nada.
Ese corazón que late, para quien? por qué?
Que late fuertemente, demasiado fuertemente.
Y ahora... Que voy a hacer...?
Hacia qué vacío se deslizará mi vida?
Me has dejado el planeta entero,
pero el planeta, sin ti, es muy pequeño.
Vosotros, mis amigos, sed buenos,
ya sabéis que no sirve de nada;
incluso París se muere de aburrimiento.
Todas sus calles me matan.
Y ahora... Que voy a hacer...?
Voy a reírme, por no llorar,
voy a quemar noches enteras.
Y por la mañana te odiaré.
Y una noche, ante mi espejo,
probablemente veré el final del camino.
No quiero flores, ni llantos,
en el momento del Adiós.
ya no me queda realmente nada que hacer,
nada que hacer.
Se ha ido pero... y ya nos avisó: "El espectáculo continúa..."
ALGUNAS DE SUS PALABRAS
"Una canción es algo tan frágil... se evapora en cuanto el público la respira y la reinventa para si mismo. Una canción pertenece a quien la escucha...
Muchas veces resulta más difícil escribir una mala canción que una buena; de todas formas esto es algo que nunca se sabe hasta que no ha pasado mucho tiempo.
Muchas veces pienso que no estoy sobre el escenario, creo ser un intermediario entre dos polos que no controlo, casi como una emisora de radio que capta alguna cosa y la transmite...
Tuve mucha suerte, muchos amigos y tantas canciones, nunca repetidas...
Es bello vivir, tan bello como la apertura de un telón. Lástima que no se pueda repetir. Hasta pronto, nos vemos debajo de los proyectores...
El amigo."
ALGUNAS DE SUS CANCIONES
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