sábado, 9 de octubre de 2010

Logos de Bruxelas



MANNEKEN-PIS
Hay distintas teorías que pretenden explicarnos el origen de este tan pequeño como incontinente símbolo de Bruselas.

La una, que por ser más sensata alcanza mayor credibilidad, nos cuenta que allá por el siglo XVII un acaudalado burgués perdió a su hijo entre la muchedumbre. Lo encontró al quinto día, orinando en una esquina, y tras buscarlo desesperadamente. Fue tal la alegría del encuentro que quiso celebrar y conmemorarla encargando esta estatua que ubicó precisamente en la confluencia de las calles Étuve y Chène, la esquina en la que recuperó a su hijo.

Otra leyenda, la de las heroicidades patriotas, nos cuenta que el joven no es nada menos que todo un héroe para la ciudad: que en su día conseguiría, orinando, apagar la mecha de la bomba que amenazaba a su Plaza Mayor (Grande Place).

Sea cual fuere el origen lo cierto es que desde entonces Manneken-Pis ha dado mucho de qué hablar. Con una sutileza que probablemente emane de la metáfora, Manneken-Pis identifica y representa, hoy por hoy, el espíritu supuestamente independiente e indomable de los belgas.

Las derivaciones han dado lugar a múltiples aspectos: son numerosos los artículos que le han tomado prestado el nombre, que pretendieron darse a conocer a la sombra de su fama: una marca de cerveza, un perfume, una película, entre otros y por citar algunos... Por otra parte, en el vestidor de este simpático muñeco se apilan ya más de mil trajes, de todas y cada una de las nacionalidades, autonomías, asociaciones deportivas ó culturales, personalidades célebres, etc...

JEANNEKEN-PIS
De entre estas derivaciones merece ser citada fuera de contexto y con el fin de dotarla de mayor relevancia, la de la reciente creación de la Jeanneken-Pis, reivindicación sexista que un restaurador belga encargó para la puerta de su establecimiento, que hoy podemos contemplar en la famosa rue des Bouchers, y que representa a una niña orinando en cuclillas.

Hace poco estuve en Bruselas, por segunda vez... Una de las cosas que consiguió llamar poderosamente mi atención fue el que me cobrasen 30 céntimos de Euro, en todas partes, y por hacer pis. Al entrar en los baños de una cafetería -sirva el ejemplo- te tropiezas ineludiblemente con una señora que, apostada en la puerta, tiene la misión de recaudarte tal "tributo"... No deja de ser una situación un tanto embarazosa, de una incomodidad que alcanza sus más altas cotas cuando te sonríen al salir, como en un simpático gesto de correspondido agradecimiento por haber elegido su local para hacer "tus cositas"...

Verdaderamente, es éste un país extraño: gracias a una bien orquestada operación de Marketing, ha conseguido hacer su agosto en torno a la micción...

Te erigen una estatua cuando orinas en la calle y te cobran cuando pretendes hacerlo civilizadamente en algún urinario... Pensándolo bien: no me gustaría ser un prostático pobre, en Bélgica; acabaría teniendo -probablemente- una estatua en cada plaza, y teniendo en cuenta mi ventajosa capacidad vesical, es posible que hasta fuesen ecuestres.

ATOMIUM
Se encuentra en Bruparck, un parque temático ubicado a las afueras de la ciudad, y que cuenta con numerosas atracciones: MiniEurope, Kinepolis, Océade, y el Atomium en sí mismo. Mini–Europe ofrece más de 300 reconstrucciones a escala de los principales monumentos europeos.

Simboliza el paso de la Expo Universal por Bruselas, en 1.958. El conjunto representa una molécula de metal de 102 m de altura, 30 m de longitud y 18 m de diámetro (aumentada 165.000 veces). Cada una de sus 9 esferas es, en si misma, un espacio para diferentes exposiciones.


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