domingo, 31 de octubre de 2010

Anacronismos en piedra


Dando continuidad al post anterior (31 de octubre), en el que veíamos un escudo del Athlétic de Bilbao, esculpido en piedra, en el campanario de una vieja iglesia trujillana... y tras un repaso a situaciones similares, no tardaríamos mucho en afirmar que no es ésta una práctica tan extraña...

Hace algunos años tuve ocasión de fotografiar a este astronauta en la "Puerta de Ramos", de la Catedral de Salamanca.  En esa misma puerta y a la derecha, un ser mitológico aparece degustando un rico helado de cono, con dos bolas.


No muy lejos de allí, a muy pocos kilómetros y esta vez nuevamente en un templo, en la Catedral de Palencia (Castilla y León) puede observarse esta curiosa gárgola, sujetando una cámara fotográfica entre las manos... 

La práctica de situar anacronismos en los antiguos monumentos parece ser cada vez más frecuente y obedecer a la necesidad, por parte de algunos maestros escultores, de datar las habituales obras de restauración a las que han de ser sometidas.



Por seguir usando ejemplos citaríamos el teléfono móvil de la catedral de Calahorra (La Rioja)... 

O el ya más lejano homenaje a Stars War de la catedral de Washington, en los Estados Unidos de América.


En el parque de Valira, en la Seu d'Urgell, supieron ver el interés que estas prácticas despertaban y decidieron construir un claustro en el que todos los capiteles aparecen adornados con relieves de personalidades contemporáneas: Mussolini, Marilyn Monroe, Schuster, Hitler...




2 comentarios:

Anónimo dijo...

....en la catedral de mi ciudad hay una gargola igualita a esa del fotografo... Y no es Plasencia sino PALENCIA....ejem

Anónimo dijo...

Esa gárgola pertenece a la Catedral de Palencia. La Catedral de Palencia luce con claridad y orgullo la figura de un fotógrafo entre las gárgolas del ábside. Es José Sanabria, un conocido fotógrafo de principios del siglo XX y un personaje muy popular en Palencia que se dedicó a fotografiar el patrimonio artístico de la capital y la provincia. Lo inmortalizó para siempre con su cámara entre las piedras de la bella desconocida, el arquitecto palentino Jerónimo Arroyo.