jueves, 24 de junio de 2010

Compartir




Ayer, paseando por el casco histórico de Lugo y en las inmediaciones de su catedral, pude robarle esta imagen a la realidad.

Al acto de compartir le rodea un cierto halo de magia, de misticismo.

De hecho, el marco de iglesias ó de catedrales, suele venirle siempre como un anillo a su dedo, pero... ¿Porqué será que los que mas comparten, son también siempre los que menos tienen?

Desde mi lado más izquierdo...



No hay comentarios: