En Budapest, en su zona alta del castillo, al otro lado del río y escondida en una calle de Buda, se encuentra la casa de Houdini, en la que pueden admirarse una buena parte de los artilugios que usó para impresionar a sus contemporáneos.
Para quienes no lo conozcan, adelantaré que estamos hablando del gran maestro del ilusionismo y del escapismo.
Houdini concebía la magia como un espectáculo en sí mismo y demostró gran habilidad para liberarse del interior de cajas fuertes arrojadas al mar, de camisas de fuerza colgado boca abajo de rascacielos, y de toda suerte de esposas, cuerdas, baúles cerrados con candados y cadenas de cualquier tipo.
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