sábado, 26 de junio de 2010

El Barrio de la Luna



En mi fantasía me da por pensar que es este el lugar en el que descansa la luna, tras su periplo nocturno... No en vano estamos en los dominios del río Luna, y no en vano -tampoco- el pueblo más importante de la zona responde al precioso nombre de Barrios de Luna.
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En los momentos en los que mi imaginación se desborda pienso también que es aquí adonde la luna esconde a su hijo, aquel niño albino, blanco como el lomo de un armiño, que le arrebató a la gitana de la canción... Y cuando en alguno de mis regresos tenía ocasión de pasar por aquí de noche, justificaba la luna llena en el buen humor de la criatura y los menguantes en los intentos de acunarle de su madre astral.


La contemplación de este paisaje era como para alelarse, como para tomarse unos segundos de excedencia y entrar en Babia... y no es difícil, creedme: porque Babia es la comarca de al lado, el lugar en el que solían veranear los reyes astures, en los albores de nuestra historia, y que dio origen a una preciosa expresión: cuando alguien visitaba la corte de Oviedo, solían comunicarle la ausencia del rey diciéndole que estaba en Babia.


Es el último peldaño de Castilla, tras él: Asturias, una provincia en desnivel hasta su encuentro más o menos tórpido y abrupto con el mar.

Muchos días, en mis viajes, impregnaba mis retinas con esta vista... Y me cuidé de no contárselo a nadie... algo me dice que me hubieran cobrado impuestos por ello.




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