Hace algún tiempo que ya escribí (leer) sobre el Juego de Palma que, antecesor del tenis y de los demás deportes de raqueta, se vino practicando desde la Edad Media , no sin cierta pasión, en los países de nuestro entorno.
El edificio que veis en la primera fotografía corresponde a la Sala del Juego de Palma que Luis XIV ordenó construir junto a su palacio de Versalles, con el fin de poder compartir la práctica de este deporte con sus cortesanos quienes, como venía siendo norma en la corte de un Rey absolutista, siempre le dejarían ganar...
Curiosamente, a pesar de la masiva afluencia de turistas que, llegados de todos los rincones del mundo, acuden a Versalles para visitar las magníficas dependencias palaciegas del Rey Sol y sus no menos impresionantes jardines; este lugar, a poco más de 300 metros de allí, apenas se visita...
La Sala del Juego de Palma de Versalles es un lugar trascendental, un templo para la República Francesa y para todas las demás democracias occidentales y contemporáneas: allí se reunieron los representantes del Tercer Estado en momentos de profunda hambruna, malestar y descontento de un pueblo por los abusos de sus monarcas y demás miembros de la nobleza.
Un 20 de junio del año 1789, con el Juramento del Juego de Palma (Serment du Jeu de Paume), los 577 diputados del Tercer Estado se comprometían a no separarse hasta dotar a Francia de una Constitución, haciendo frente a las presiones del entonces Rey, Louis XVI.
El juramento fue votado por la unanimidad de los diputados que se habían reunido allí, suponiendo la afirmación política de autodeterminación del pueblo, llevada a cabo por sus representantes.
"¿Hasta cuándo el furor de los déspotas será llamado justicia
y la justicia del pueblo, barbarie o rebelión?"
Maximiliano Robespierre
Este juramento supuso el inicio de la Revolución Francesa y un profundo cambio en los modos de concebir la sociedad. La Sala del Juego de Palma de Versalles forma parte de la lista de Monumentos Históricos Nacionales del país vecino.
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