Esplanada de la Liberación, Ayuntamiento de París |
Agosto de 1944... Las tropas aliadas cercan la ciudad... Hitler tiene la guerra perdida y, en un acto de odio final, ordena destruir París por completo: el Louvre, la Torre Eiffel, los Campos Elíseos, Nôtre Dame, Trocadero, los Inválidos... Todo puente y monumento... Todos debían ser dinamitados y la ciudad convertida en unas ruinas, como en su día lo hicieran con Varsovia...
"Si Berlín no puede ser la capital cultural del mundo
y es reducida a cenizas, París también lo será"
(Adolf Hitler)
Sin embargo, Von Choltitz, el general al mando de esta ciudad, no acataria las órdenes que, manuscritas y semanas antes, había recibido de Adolf Hitler.
En los últimos días, en su despacho del hotel Meurice, tuvo numerosas visitas: la del alcalde de París, de influyentes altos mandos y diplomáticos entre los que tendria especial protagonismo el cónsul noruego Raoul Nordling.
Cuando la ciudad estaba perdida el General recibiría una última llamada desde la cancillería...
-. Arde París?, preguntaría el canciller alemán....
-. Sí mi fuhrer!, Arde!", mentiría Von Choltitz...
Nunca sabremos con exactitud que fue lo que motivó el vuelco en una voluntad que hemos de presuponer resuelta, en la consideración de este oficial de la Wehrmacht.: se había enamorado de París?... Fue el temor por su vida o la de su familia al saberse próximo el fin de la guerra y la derrota del ejército alemán?... Por quedarme siempre con el lado más romántico, permítaseme inclinarme hacia el primero de los dos supuestos.
Baste contarles, para que perciban una correcta dimensión del problema, que fueron necesarios hasta cuatro años para desactivar tanto artefacto explosivo disperso por la ciudad del Sena.
El tema fue llevado al cine en no pocas ocasiones, con películas como:
-. Arde París? de René Clément, versionada después por F. Coppola.-. Diplomacia, de Volker Schlondorf, director de Un tambor de hojalata.
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