domingo, 30 de diciembre de 2018

Los Jardines de Versalles



Hemos hablado de Versalles en un post anterior mas no lo hicimos de sus jardines, en la creencia de que merecen una consideración individualizada... Porque cuando hablamos de los de Versalles estamos refiriéndonos a los mayores y más lujosos jardines del mundo occidental, desde las 15.000 hectáreas de su época florida, hasta las aún destacables 756 actuales... 

Con el esforzado trabajo de André le Nôtre, el jardinero que llegó a ganarse la cercanía y confianza del Rey, desde la inspiración de héroes mitológicos y de otros personajes de ficción nacidos de la pluma de Charles Perrault (autor de cuentos como Cenicienta, Barba Azul, Caperucita Roja, El Gato con Botas, la Bella Durmiente, Pulgarcito, etc...), fueron naciendo los 150 kilómetros cuadrados de parterres, estanques, fuentes y bosques que configuraron esta maravilla, que llegó a contar -incluso- con teatros en los que se representaron las comedias de Molière, espacios de baile al aire libre para lucimiento del Rey o escenarios festivos, etc...  Los jardines de Versalles llegaron a convertirse en un palacio dentro del palacio...

El proyecto requería una mano de obra descomunal que Luis XIV obtuvo de la soldadesca. Más de 30.000 infantes se ocuparon entonces de plantar semillas, cavar zanjas, construir diques y abonar terrenos, que hoy dan trabajo a tan solo 65 personas... 

Muchos de aquellos jardineros de antaño murieron por la fatiga o por las fiebres que contrajeron en las zonas pantanosas (Versalles era un lodazal), aunque el luto y el duelo por los peones jamás distrajeron del espectáculo visual de sus 2.400 fuentes perfectamente sincronizadas, manando agua potable al compás de la música de Lully y para ofensa de las sedientas poblaciones cercanas.


El duque de Saint-Simon lamentaba que la construcción del palacio y de los jardines hubieran costado más víctimas militares que cualquiera de las ofensivas bélicas del Rey. Y puede que tuviera razón en términos cuantitativos, pero Versalles también formaba parte de los recursos intimidatorios, estratégicos y políticos que Luis XIV utilizaba para impresionar a las naciones rivales.

Versalles fue también un recinto desde el que mantener a raya a los cortesanos y sus conspiraciones, un lugar en el que llegaron a cohabitar hasta 20.000 personas con un solo propósito: el de ganarse, en feroz competencia, la cercanía y los favores del Rey.

Aunque en esa guerra de aspiraciones encontramos una excepción en Le Nôtre: se cuenta que un día el Rey quiso recompensar la amistad y el buen hacer de su jardinero, ofreciéndole un pomposo título nobiliario... Al preguntarle acerca de los elementos que habrían de conformar su escudo de armas, Le Nôtre, desde la sencillez que le caracterizaba respondió: "Tres caracoles y un repollo, Sire"


Cada rincón de Versalles esconde un mensaje de Luis XIV hacia sus cortesanos: una advertencia que pretende disipar dudas respecto de cual ha de ser su lugar... En la foto anterior puede verse un ejemplo de esta afirmación; se trata de la fuente central de los Jardines de Versalles, en cuyo grupo escultórico se representa la Leyenda de Latona: la amante de Júpiter y madre de Apolo y de Diana, condenada a una huida perpetua por la persecución de su rival Juno. Un día, cuando llegaba al sur de la actual Turquía, Latona se acercó a un lago para saciar su sed. Los campesinos del lugar se lo impidieron y -furiosa- Latona les lanzó un maleficio convirtiéndoles en ranas. 

El episodio, narrado por Ovidio en el Libro VI de sus Metamorfosis, inspiró esta fuente, la representación subconsciente de la persecución y huida que Luis XIV protagonizó, siendo niño, junto a su madre y hermana, con motivo de la sublevación de la Fronda, en la que se pretendió acabar con su vida.

EXTRAS DEL POST
 Ver más fotos mías de los jardines



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