El Muro Atlántico o Muralla del Atlántico (en alemán Atlantikwall) es la construcción militar más grande jamás construida... Fue una gran cadena de puntos de refuerzo diseñada por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial , que tenía la misión de impedir la invasión del continente europeo por parte de los aliados, desde Gran Bretaña.
La edificación de este gigantesco proyecto se confió en 1942 a la Organización Todt. Con un alto coste, aunque valiéndose de las empresas de los países invadidos y de la mano de obra que suponían los prisioneros, se dotó a las costas de la zona bajo control alemán (fundamentalmente Francia, Holanda, Dinamarca y Noruega) de todo tipo de búnkeres, blocaos, casamatas, trincheras, dientes de dragón -destacando los dientes de Hitler en Noruega, que todavía se conservan- túneles y demás estructuras defensivas, que en total alcanzarían los 15.000 edificios.
La edificación de este gigantesco proyecto se confió en 1942 a la Organización Todt. Con un alto coste, aunque valiéndose de las empresas de los países invadidos y de la mano de obra que suponían los prisioneros, se dotó a las costas de la zona bajo control alemán (fundamentalmente Francia, Holanda, Dinamarca y Noruega) de todo tipo de búnkeres, blocaos, casamatas, trincheras, dientes de dragón -destacando los dientes de Hitler en Noruega, que todavía se conservan- túneles y demás estructuras defensivas, que en total alcanzarían los 15.000 edificios.
Uno de los conjuntos mejor conservados es el de Longues Sur Mer (Normandía - Francia): se trata de cuatro búnkeres abiertos de hormigón armado, con paredes de hasta 2 metros de espesor, que se ubicaron alejados de la costa y que contaban (y aún cuentan hoy) con un cañón naval Krupp Tbtsk cuyo disparo alcanza los 20 kilómetros, amén de otros modelos de cañones, ametralladoras, barreras de alambre de espino y campos de minas.
Las baterías contaban con un edificio más de apoyo: un puesto avanzado de control de tiro, al borde del acantilado, que transmitía los datos de señalización de blancos a los búnkeres, a través de un sistema de cables enterrados. Ya desde el inicio del desembarco los impactos de los bombardeos aliados destruyeron esos cables, por lo que los artilleros hubieron de fijar los blancos sin ayudas, dificultándose muy mucho su actuación y facilitando finalmente su rendición.
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