"No puedo prometerte que voy a estar el resto de tu vida,
pero sí que voy a amarte el resto de la mía..."
pero sí que voy a amarte el resto de la mía..."
En la ciudad de Cádiz, cerca de su Hospital Puerta del Mar, existe una calle peatonal que lleva el nombre de "Canelo". Junto a su placa identificativa puede verse otra, de bronce esta vez, una placa que resume una preciosa historia, la de un perro cuya fidelidad trascendió los límites de lo razonable para asomarse a los altares de la leyenda.
Durante años Canelo acompañó a su dueño a todas partes, también a las puertas de la Residencia Sanitaria, cada vez que tocaba someterse al periódico ritual de la sesión de diálisis. Tras escuchar el habitual "¡Espérame aquí, compañero!" se apostaba en la entrada del centro sanitario durante horas, a esperar pacientemente su regreso.
Pero un día, un fatídico día, la espera de Canelo llegó a prolongarse hasta 12 interminables años: en esa ocasión y de resultas de una complicación, su dueño acabó ingresado para fallecer poco después.
En la eternidad de todo ese tiempo Canelo solo abandonó la puerta del Hospital cuando fue atrapado por los laceros de la perrera municipal, quienes lo confundieron con otro perro. Una vez subsanado el error administrativo volvió a ser puesto en libertad para dirigirse, sin pausa ni demora, a esperar a su dueño, soportando las inclemencias del hambre, la lluvia y el frío...
La inabatible voluntad de este animal pronto fue objeto de la admiración de todos los gaditanos, quienes lo alimentaban y cuidaban a través de los trabajadores del Centro, los vecinos del barrio y la intervención de alguna asociación protectora de animales.
Canelo murió atropellado por un turista el día nueve de diciembre del año 2.002... La tragedia hubo que suceder -como no?- en las inmediaciones del Hospital Puerta del Mar...
Tras su muerte el pueblo de Cádiz le rindió un merecidísimo homenaje; se compuso un tango con su nombre y la BBC llevó esta historia a la pequeña pantalla, como lo hicieran en su día con Hashiko, el perro norteamericano al que más tarde, en 2009, consagró el celuloide.
"Cuanto más conozco a la gente
más quiero a mi perro"
-Diógenes-
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