De la experiencia que se deriva de mis dos últimos viajes a Valencia, en el año 2017 (en que sus Fallas pasaron a formar parte del directorio/lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, de la Unesco) y después también en 2018, entenderéis que tenga numerosas fotos que compartir y experiencias que contar...
Una de ellas se relaciona con el traje de fallera, o tal y como resultaría más correcto decir, el traje tradicional de valenciana, ya que no fue creado específicamente para estas fiestas, sino inspirado en la forma de vestirse las mujeres de esta zona, durante los siglos XVIII y XIX.
Bien es cierto que aunque hay falleras que buscan no apartarse de la rigurosidad histórica, otras se dejaron influir por las tendencias y el gusto personal, evolucionando sus trajes hasta las formas y colores que hoy podemos ver...
En cualquier caso a todos nos llama la atención la suntuosidad de una indumentaria cuyo precio en el mercado oscilaría entre los 2.000 y los 12.000 euros, motivo por el que, si tenemos también en cuenta el escasísimo número de ocasiones para lucirlos, esté en auge la opción de alquilarlos...
Sirva conocerse el dato: durante las fiestas de estos dos últimos años, fue en torno a los 100.000 el número de valencianos que optaron por vestir de esta guisa, algo absolutamente admirable, digno de verse y que aún habrá de ir in crescendo con los años venideros, puesto que los chés adoptan esta tradición desde su más tierna infancia.
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