Tras pasar unos días en Lisboa, vuelvo impresionado y me dispongo a compartir con vosotros algunos de los numerosos atractivos que configuran la incuestionable personalidad de esta preciosa ciudad.
Uno de ellos es el paseo por su Rincón de las Letras, que por pequeño no aspira a la denominación de barrio, aunque eso no le reste interés ni importancia: el recorrido comenzaría en la parte alta de Chiado, más concretamente en su Plaza o Largo de Camoes, el poeta y escritor unánimemente considerado como padre de la literatura portuguesa, algo así como nuestro Miguel de Cervantes.
A Camoes debemos sobre todo sus Lusíadas (1572), una epopeya en verso de obligada lectura en todos los colegios portugueses, una obra que ensalza la gloria del Imperio Portugués a través del relato de la primera expedición de Vasco de Gama. En el libro aparece la primera alusión al gentilicio de nuestros vecinos, pues según Camoes, en su día Portugal habría sido conquistada por Luso, hijo del dios Baco.
Un poco más abajo, justo adónde nace la Rua Garret, nos encontramos dos estatuas en la misma plazoleta: la una en honor al poeta Antonio Riveiro (1520), apodado Chiado (susurro), por su peculiar forma de hablar... No es infrecuente que junto a esta estatua, que acabó dando nombre a todo un barrio, a diario se congreguen músicos callejeros y últimamente, en probable relación con el gesto de su mano derecha: también pueden verse raperos en acción.
A tan sólo unos metros nos topamos con la fachada de la mítica A Brasileira, cuyo nacimiento se remonta al año 1908, y que ya fue famosa por haber sido el primer establecimiento en comercializar el café que desde Brasil traía su propio dueño. En la terraza solía sentarse quien llegó indiscutiblemente a ser el mejor poeta portugués del siglo XX, Fernando Pessoa, padre del Desassossego, una de sus obras literarias más recomendadas.
"Vivir no es necesario, lo necesario es crear"
Pessoa fue periodista, traductor y escritor, publicista, negociante y otras muchas cosas... En su obra consigue desdoblarse en varias personalidades: no escribiría su propia poesía, sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo, modo y voz. Publicó por tanto bajo varios heterónimos, de entre los que destacaría, por ser más conocidos: Alberto Caeiro, Alvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis... Incluso llegó a publicar críticas contra sus propias obras, firmada por sus heterónimos...
Ahora debemos salir de este pequeño barrio de las letras, se me antoja necesario para terminar con el compendio que pretende agrupar a los mejores autores literarios en lengua portuguesa, para dirigirnos hasta los limites de Alfama, más concretamente a la Casa dos Bicos, sede de la fundación José Saramago, controvertido premio Nobel de Literatura.
"He aprendido a no intentar convencer a nadie...
El trabajo de convencer es una falta de respeto,
es un intento de colonización del otro..."
Junto a la Casa: un imponente olivo traído desde su pueblo natal.
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