huele a pueblo, a soledad.
Huele a silencio magullado,
sabe a tristeza con pan...
Alfama no huele a fado,
Paseando por el barrio de Alfama puede verse el mosaico que el artista portugués Vhils levantó en recuerdo de Amalia Rodrígues, y digo levantó porque lo hizo desde una prolongación de la calzada, con la ayuda de los calceteiros que, en el país vecino, trabajan el peculiar empedrado de las calles.
Este monumento aúna numerosos conceptos, todos ellos típicos de esta ciudad: Amalia, el fado, las empedradas calzadas, el arte urbano y la calle.
Amalia Rodrígues, indiscutible reina del fado, reposa no muy lejos de allí: tras la muerte -en 1999- sus restos fueron trasladados al Panteón, junto a los de personajes ilustres que escribieron la historia de Portugal.
Para recordarla nos quedan sus más de 170 discos, además de una abundante documentación gráfica.
Para escuchar algunos otros de sus grandes éxitos, pulsa aquí.
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