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La última vez también fue en octubre: coincidiendo con el día de la Hispanidad del año 1.999, el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, daba la bienvenida al planeta y en nombre de todos, a un bebé que nacía en la maltrecha ciudad de Sarajevo: con él la Tierra alcanzaba los 6.000 millones de pobladores.
Han pasado 12 años desde entonces y seguimos creciendo, por lo que según estimaciones del Fondo de Población de la ONU, en algún lugar de éste punto azul pálido, el próximo día 31 nacerá el habitante número 7.ooo millones.
Podría decirse que nunca fuimos tan jóvenes ni tan viejos: jóvenes porque cerca del 45% de los terrícolas tiene actualmente menos de 24 años; tampoco nunca antes hubo más de 900 millones de sexagenarios.
Aún estamos muy lejos de amenazar problemas de espacio: bien apretados cabríamos dentro de los límites territoriales de la ciudad de Los Ángeles. Es cierto, sin embargo, que la sombra de otros problemas amenaza nuestra pujante demografía: aún no hemos aprobado en Gestión de Recursos y, a pesar de que las Religiones mayoritarias proclaman las bienaventuranzas de la humildad y la pobreza, no hemos conseguido apearnos del Muy Deficiente en lo que a Justicia Social y Reparto de las Riquezas se refiere.
Y tendríamos que actuar deprisa, con la población crecen los problemas, que nos pasarán factura: cada segundo nacen 3 personas, y suman ochenta millones de nacimientos en un año, por lo que en trece alcanzaremos a ser 8.000 millones...
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