En Jarandilla de La Vera, en mi pueblo, cada año y por septiembre, con ocasión de las fiestas del Santísimo Cristo de la Caridad, se monta una plaza de madera y cuerdas, como seguramente debieron ser antaño los cosos, para soltar toros o vaquillas y organizar en torno a ellos unos festejos que se han dado en llamar "Toros al estilo de La Vera"...
No es que yo sea partidario de este tipo de festividades, que no lo soy: aunque no escribo este post desde el ánimo crítico de la controversia de los festejos taurinos, tema para el que sin duda existirán otros foros y más apopiados.
Escribo estas líneas por encontrar, en mi predisposición a la ya mencionada antipatía que siento, y desde el respeto a cualquier otro planteamiento, un par de matices de simpatía sobre el que -este año- conseguí nuevas imágenes:
El primero se refiere a la tendencia que algunos de mis paisanos tienen de atar o encadenar sus sillas a la empalizada, en un intento de "coger" o reservar su sitio...
Es este, por cierto, un tema sobre el que ya escribimos en años anteriores. (Acceder)
El segundo tema me afecta profesionalmente: es la puerta por la que se supone ha de acceder el médico, a la plaza, en el supuesto caso en que el toro lesionase a algún participante; una puerta que, lo confieso y ocurre cada vez que la recuerdo, me produce una cierta y no es poca inquietud...
Sobre este tema, por cierto, también hemos escrito algo en su día. (Acceder)
Para ese valiente colega mío no parece ser válida la frase que este joven luce en la parte trasera de su camiseta ("Sal de la plaza que el toro te caza")...
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