Un asunto un tanto sorprendente me sobrecoge cada vez que tengo ocasión de pasar junto a esta fachada de la Calle Embajadores de Madrid: el de un colectivo de okupas que expropió a un banco, mas concretamente el local de lo que fue una antigua oficina de Bankia.
No deja de ser una información a la que adorna un toque novelesco, propio de los libros de caballería, porque esto de robar a ricos para retornar a los pobres aquello que, en mayor medida, los primeros les fueron sustrayendo, es propio de quienes fueron, como Robin Hood, héroes de nuestra infancia...
Porque nunca deberíamos olvidar la sarta de despropósitos y desmanes que los bancos vinieron practicando, a lo largo de los últimos años y contra los más desfavorecidos: hipotecas sin dación aunque con mucho suelo, condiciones preferentes, tarjetas "black", etc... Aspectos sobre los que nunca se pretendió repararnos en el daño, más al contrario: porque acabamos pagando el correspondiente rescate que contribuyó a nuestro mayor agravio...
Mis aplausos para los islandeses, que supieron escarmentar a estos rufianes, supuestos y mal llamados banqueros, algo que nunca alcanzaremos a aspirar desde nuestra condición de resignados españolitos...
Y que quiera Dios que Porcia vuelva pronto a enfundarse una toga, para librarnos de la carnívora voracidad de Shylock, porque quien roba a un ladrón...
Y que quiera Dios que Porcia vuelva pronto a enfundarse una toga, para librarnos de la carnívora voracidad de Shylock, porque quien roba a un ladrón...
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