Tras volver a constatar el impresionante flujo de su caudal, la intensidad de su tráfico mercante y los numerosos testimonios culturales que salpican sus distantes orillas, no puedo evitar pensar que este río ha sido siempre una aorta para Europa.
En alguna ocasión he disfrutado del privilegio de surcar sus aguas a bordo de fugaces cruceros. El exceso en la síntesis me llevaría a contaros que el Rhin no es más (ó no es menos, siempre dependerá del cristal) que un cocktail de cuatro elementos, con el meticuloso aderezo que cabría esperar de un restaurador alemán: románticos castillos de los que hablamos en un lugar específico; pintorescos pueblecitos cuyas casas -de maderas entramadas- alcanzan un orden estético capaz de rivalizar con los decorados propios de un parque temático; numerosos manantiales de aguas carbónicas o termales que justifican la fuerte implantación de la talasoterapia en la zona; y laderas –más o menos abruptas- de ordenadas vides, de las que se extrae un vino blanco, afrutado, de cierto prestigio.
No hace falta deciros que el Rhin, como casi todo, ocupa mucho más que su tópico y sirvan, y con el ánimo inicial de no extenderme demasiado, algunos ejemplos seleccionados de entre los más representativos:
Fue en Mainz (Maguncia), una de las importantes poblaciones de sus orillas, donde Gutenberg, regalándonos la imprenta, nos invitó a salir del período de diez largos siglos de oscuridad que supuso la Edad Media.
Más adelante -siguiendo el curso del río pero también el de los siglos- en Bonn, la ciudad que hasta hace muy poco fue “sucedáneo de Capital” de una Alemania dividida, Beethoven componía su novena sinfonía. La filigrana de sus notas corales le pone hoy sonido de fondo a nuestra identidad de europeos.
Hagamos la última escala de esta sucesión reivindicativa en Colonia, el techo del arte gótico, una ciudad que no quiso conformarse con el agua que le brindó siempre el río, aún siendo esta tan generosa como constante, e inventó agua propia; aunque de esto ya hemos hablado aquí…
DATOS: El Rhin es la vía de navegación interior más importante y, a la vez, la corriente fluvial de paisaje más hermoso de Europa. Su curso es de 1.320 kms y su cuenca alcanza los 252.000 km cuadrados. Nace en los Alpes, en el cantón suizo de Graubünden, y desemboca en un dilatado delta holandés en el mar del Norte. Su tramo más atractivo (Rhin Central) es el alemán, entre Maguncia y Colonia.
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