martes, 6 de diciembre de 2011

Ser sastres durante la crisis



Cuando finalice el periodo necesario para el traspaso de poderes que impuso la victoria popular, en las pasadas elecciones del 20 de Noviembre, nuestro país se someterá a nuevos ajustes, sacrificios y recortes en un momento que se califica como el de mayor injusticia en la distribución de las rentas, que hemos conocido en los últimos 200 años.

En los años 60 o anteriores lo normal era que solo trabajara una persona en la familia. Hoy en día eso sería impensable: o trabajan los dos o no podrían sobrevivir con los 800 euros mensuales, que representarían la percepción media del 70% de los asalariados españoles. Con ello no estoy diciendo que la mujer no deba trabajar, todo lo contrario: lo que pretendo aseverar es que el grado de explotación por el que pasamos es tal, hoy en día, que la mujer tiene que trabajar fuera de casa sí o sí, porque no hay otra forma de que ese 70% de las familias salga adelante.

Los datos que manejo están al alcance de cualquiera, los publicaba la Agencia Tributaria hace pocos días y pretendían ser una instantánea de la situación actual del mercado laboral, poniendo de manifiesto que en estos años estamos viviendo el reparto salarial más injusto de la Historia de España: 10,4 millones de personas, el 71% del total si exceptuamos a los empleados públicos, ganan menos de 800 euros como media, ya que más de la mitad (5,6 millones) percibiría una cantidad inferior al salario mínimo interprofesional (520 euros), lo que significaría que no tienen trabajo todo el año...

Cuando en agosto de 2005 Carolina Alguacil hizo famoso el término mileurismo, al escribir una carta al Director de El País para quejarse de su situación laboral, jamás podría imaginar que aquello que ella consideraba un sueldo indecente y precario se podría convertir, unos años más tarde, en un privilegio sólo al alcance de algunos afortunados.

Mientras, los directivos y altos ejecutivos ganan cifras escandalosas, muy superiores a la media europea. Es una distribución salarial, la española, en la que los ingresos medios de las capas más ricas serían más de 50 veces mayores a la de aquellos que percibe el 71% de la población. Siendo así las cosas no se entiende que se sostenga la idea, de una manera tan generalizada, de que la reforma laboral sea una condición esencial para salir de la crisis.


Por otra parte banqueros y grandes empresarios del sector financieros no se han bajado el sueldo, más al contrario: no paran de subírselo: cerca de un 50% en los últimos seis años... Una situación que, dadas las circunstancias, casi justificaría y haría buena a la literaria reclamación del kilo de carne de Antonio, que el viejo Shylock llevaba ante el Duque de Venecia, en la obra de Shakespeare.

Tampoco resulta fácil comprender que, en momentos tan adversos para la clase trabajadora, sólo siete, de un total de 350 Diputados del Congreso, mostrasen el gesto de renunciar a alguno de los múltiples privilegios con los que se les dota desde su condición de elegidos... Y que, los siete a los que nos referimos, no sean precisamente miembros de los partidos mayoritarios, los más beneficiados por nuestro injusto Sistema Electoral...

Hay que ver lo poco animales que somos, a la hora de elegir a nuestros líderes...



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