Hasta el punto de que han sabido, incluso, sacarle partido a su representante más coprológico: el caganer, esa orillada figura, en su permanente desahogo, de los belenes de navidad. Y es que se están abriendo tiendas por todo el mundo, dedicadas a su venta, con el aspecto de cuantos famosos podamos imaginar: del mundo de la cultura, del deporte, de la política, etc...
Puestos a pensar en ello: es posible que aquí, nuestro icono más representativo sea una menina, algo que antagoniza y dificulta las posibilidades de un entendimiento entre ambos bandos: siendo poco probable que una muchacha palaciega, de buena cuna, se enamore de un tipo que se pasa el día haciendo sus cositas por doquier.
Así que, si Uds. me lo permiten, ahí va una idea para la reconciliación: deberíamos aliviarle el colon irritable al muchacho...
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