sábado, 25 de enero de 2025

El Duque de Lerma

 


El figurante de los dos lienzos no es otro que Francisco Gómez de Sandoval Rojas y Borja, 1er Duque de Lerma, quien fue valido del rey Felipe III entre 1599 y 1618, un rey que, tal y como en su día describiría Felipe II (su padre), "era poco dado a interesarse por los asuntos de Estado".

Siempre se dijo que quien no conociera su historia sería condenado a revivirla, y esto es algo que puede verse con el fenómeno de la dilatada corrupción que, en los diferentes estratos de la política y de nuestra historia, sufrimos en nuestro país y en cuantos en su día fueron territorios de ultramar.

La familia Sandoval, ya era conocida desde antaño, por ocuparse de la custodia de Juana «la Loca» en Tordesillas.

Durante el reinado del tercero de "los Felipes", al que también se le conoció como al "Rey Piadoso", el Duque de Lerma acabó siendo acusado de orquestar una de las mayores redes de corrupción de la historia de España, cimentada en un sistema de clientelismo y de venta de cargos públicos. 

Por tal motivo Rodrigo Calderón de Aranda, su mano derecha, fue condenado y ajusticiado en la Plaza Mayor de Madrid. 

Al Duque le salvarían su repentina vocación religiosa y el favor del Rey, que nunca dejó de apoyar a quien fue su valido... «Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se viste de colorado», rezaba una copla que recorrió Madrid cuando se refugió en el clero para protegerse. Y es que el clero, al igual que hoy nuestros representantes políticos, estaba aforado.

Muchos fueron los "pecados" de corrupción de este sujeto, aunque destacaría, de entre todos ellos, el de promover el cambio en la ubicación de la capital del reino desde Madrid hasta Valladolid, tras convencer al Rey... Todo esto además de y en tan sólo seis años, regresarla a Madrid. 

En ambos procesos, el de ida y el de vuelta, el duque de Lerma se enriqueció con las previas y especulativas compras de terrenos, cuya posterior venta le llevaría a ser el hombre más rico del imperio. 



jueves, 23 de enero de 2025

Mortsafe

 

..

Al contemplar esta imagen puede que nuestra fantasía nos lleve a pensar en alguna de estas cosas:
-. Se trata de un aparcamiento de bicicletas, en las proximidades de una iglesia...
-. Se trata de la tumba de algún perverso, del que debemos evitar que vuelva a importunarnos o molestarnos...

Y no, ya entenderéis que no es ninguna de estas ideas un tanto fantasiosas, sino algo mucho más prosaico...  

Pensemos que, a lo largo de la historia, fue necesario evitar, con relativa frecuencia: 
-. el saqueo de tumbas, en busca de objetos de valor.
-. o simple y llanamente: el robo de cadáveres.

¿Y para qué?, os preguntaréis:
-. Para estudiarlos... En este sentido cabe mencionar al movimiento de los anatomistas, de entre los que se hace necesario destacar, por ser tema particularmente morboso, a los resurreccionistas (sack-em-up men), quienes, convencidos de la posibilidad de rescatarnos de la muerte, pretendían conseguir su propio Frankenstein, remedando a Mary Shelley (siglo XIX).
-. Para obtener un beneficio con la venta de, por ejemplo, sus dientes, un mercado particularmente floreciente desde el siglo XVII.
.

.

Precisamente y para evitar estas cosas se inventaron los "Mortsafe", que adoptaron no pocas formas: desde la losa pesada que ya se vino empleando en el neolítico y la antigüedad, hasta procedimientos más sofisticados, como el que podemos ver en la cabecera de este capítulo.