Faure fue el sexto presidente de la tercera República Francesa, cargo que ocuparía desde 1895, hasta el momento de su muerte, en 1899.
Durante su presidencia reforzó la alianza franco-rusa; se conquistó Madagascar, pero, sobre todo, y puestos a destacar momentos: tuvo lugar el caso Dreyfus, uno de los mayores escándalos de la historia del país vecino, que motivó la carta, en portada del diario L'Aurore (13 enero 1898), en la que el literato Emile Zola acusaba al presidente, además de numerosos cargos del poder establecido, por lo que fue una injusta sentencia.
Hasta la fecha es el único presidente francés que ha muerto en el Palacio del Elíseo, la residencia oficial de los mandatarios del país vecino. También es, junto a Georges Pompidou, uno de los dos que fallecieron durante el curso de su mandato y por causas naturales, aunque, en este caso, tendríamos que matizar lo de naturales...
¿El motivo por el que hablamos tanto de su muerte?... Sencillamente, porque debió de ser uno de los momentos más placenteros de su vida, ya que falleció de apoplejía, en el transcurso de una felación que le realizaba Marguerite Steinhell, la que entonces era su amante, .
Tal y como cabe imaginar este último detalle sería aquél por el que es y será recordado, por encima del caso Dreyfus y de cuantas cosas podamos atribuirle, para bien o para mal. Su muerte sirvió para dar pie a numerosos juegos de palabras, como llamar a Marguerite "la pompa fúnebre" (en francés es un juego de palabras que tendría un doble significado: el entierro o la mamada de funeral).
Clémenceau, posterior jefe de gobierno, a modo de epitafio llegaría a decir sobre Faure: "Deseó ser como César, para acabar como Pompeyo" (en argot, en sentido figurado, el verbo pomper se refiere a la felación).
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