Una dulce, si se me permite la redundancia, dulce y original forma de endulzar el café, que me sorprendió hace pocos días en una terraza de la plaza del Duomo, en la ciudad de Milán.
Si los envoltorios hubiesen de adoptar la forma de lo que envuelven, el del azúcar habría de tener exactamente este aspecto: el de un corazón...
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