domingo, 26 de julio de 2015

Con la Inquisición hemos topado



Paseando por Madrid, muy cerca de donde se ubica actualmente el Senado y a poco que nos esforcemos, descubriríamos esta placa que nos recuerda el enclave del último Consejo Supremo del Santo Oficio, en cuya fachada, a modo de pista insalvable, también puede leerse: 

"Exurge Domine et judica causam tuam"
(Levántate Señor y juzga tu causa)

El edificio se encuentra en el número 14 de la calle Torija... Aunque antes de 1780 la sede del Tribunal estaba justo al lado, en el número 4 de la calle de Isabel la Católica, en la finca en la que se edificó y que hoy ocupa el Hotel Sandó, cuyo Restaurante "Inquisición" también nos lo quiso hacer fácil...

Desde cualquiera de estos edificios los herejes eran llevados hasta el monasterio de la plaza de Santo Domingo, adónde tenían lugar los Autos de Fe, para después ser conducidos a la Plaza Mayor, donde eran ejecutados, al menos hasta 1795...

Aunque el de la Inquisición fue un fenómeno que hubieron de sufrir durante siglos en toda Europa y en sus colonias, lo cierto es que en España, por esa tendencia tan nuestra de aferrarnos a todo "lo bueno", su presencia y permanencia alcanzó a destacarse muy particularmente...

Por esto precisamente, no podía ser de otro modo, la última ejecución que debemos a la Inquisición tuvo lugar en nuestro país, más concretamente en Valencia... La víctima fue un maestro, Cayetano Antonio Ripoll, un hombre que había nacido en la provincia de Lérida y que tras vivir unos años en Francia acabó dando clases en el pueblo valenciano de Russafa.

Su delito... ser deista, esto es: pensar en cosas tan peregrinas y extrañas como la de que Dios se encontraba en todas partes... En 1824 una denuncia anónima lo llevó ante la Junta de Fe, desde donde fue conducido a la cárcel en la que permaneció dos años, antes de escuchar su sentencia: la muerte por herejía... Herejía por leer libros inadecuados (de la ilustración), por no llevar a sus alumnos a misa, por cambiar el "Ave María" de los saludos por el "Alabado sea Dios", por no salir de clase o no quitarse el Viático para saludar al paso de las procesiones, etc...

Fue ahorcado el 31 de julio de 1826, aunque de un modo un tanto estrafalario... Pretendiendo recordar los años de la hoguera, habían llenado su cadalso de dibujos de llamaradas...

"Pero dejadme que yo prefiera
la hoguera, la hoguera, la hoguera,
la hoguera tiene, qué sé yo...
que sólo lo tiene la hoguera..."
La hoguera (Javier Krahe)

A punto estuvo de librarse, pues no encontraban su certificado de bautismo y ya lo comprenderéis, difícilmente se le podría condenar por hereje si no se demostraba previamente que era cristiano... Al final dieron con el puñetero documento, que siendo partida de bautismo pasó a serlo también de defunción.

Lo mató Simón López García, entonces arzobispo de la ciudad, quien a pesar de avergonzarnos a todos con su decisión yace hoy enterrado en un destacado lugar de la catedral de Valencia

Ocho años después, en 1834, se procede a la abolición del Santo Oficio, una institución que desde 1242 vino formando parte de nuestra leyenda más negra... Prueba de su resistencia a morir lo pone de manifiesto el hecho de ya que había sido suspendida antes, en no menos de tres ocasiones: 
- en 1808, puntualmente, con ocasión de la ocupación de los franceses.
- en 1813, por decretarlo las Cortes de Cádiz.
- en 1820, al restablecerse la Constitución de 1812, tras el pronunciamiento de Riego.
- debemos la cuarta y definitiva abolición a la Regente María Cristina, quien en 1834 acaba definitivamente con los que fueron sus vestigios, las Juntas de Fe.


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