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Cumpli años a lo largo del presente mes de julio y aunque, como buen cáncer, no soy hombre al que le guste hacer demasiada propaganda de la efeméride de su nacimiento, aún tengo el evento muy reciente como para dejar de recordar sus tópicos o de interesarme por ellos, muy concretamente por uno de ellos porque: ¿se plantearon Uds. alguna vez el porqué de los tirones de orejas que nos propinamos para festejarnos los cumpleaños?
Antes de responder a la cuestión planteada me gustaría invitarles a abrir un paréntesis de reflexión, acerca de lo habitual que resulta realizar actos aprendidos, automáticos o de un modo tan natural como los tirones de orejas a los que aludíamos en el párrafo anterior, sin conocer nada, ni tampoco interesarnos por el aquél de su significado...
Tenemos que recurrir a las creencias y reflexiones de Oriente para recordar, con ellos y sus tradiciones, que a medida que envejecemos siguen creciéndonos determinadas estructuras, como las orejas o la nariz. Es probable que mientras Uds. me están leyendo recuerden aquellas esculturas de redondos budas con enormes orejas, elaborados en materiales policromados, que con toda probabilidad habrán visto a las puertas de algún establecimiento chino.
Por eso, cuando por su cumpleaños tiramos de las orejas de algún conocido, estamos deseándole que le crezcan de verdad, esto es: que alcance a vivir muchos años y, derivado del respeto y la veneración que los orientales sienten hacia sus mayores, también mucha sabiduría...
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