Hay imágenes que acumulan un dramatismo tal, que probablemente no alcanzasemos a expresarlo nunca valíendonos únicamente de palabras...
La fotografía capta el final de la fiesta en Jarandilla de la Vera (Cáceres), el momento en el que se recoge al toro mediante una pala retroexcavadora, para depositarlo en la bandeja del tractor en el que será transportado hasta el Matadero Municipal, donde será descuartizado.
Cuesta olvidar la impresión que deja esa media tonelada de carnes, sin más tono muscular ni fuerzas que las de la gravedad, desparramándose sobre la dentada bandeja metálica... Cuesta explicar el silencio que acompaña a este acto, como a un simulacro de tardía conciencia ó de reflexivo respeto, un atisbo de póstumo pesar por haber consentido en utilizar la vida de un noble animal, en algo tan superficial como la justificación de un momento de entretenimiento.
Instantes como éste explican el auge de los sentimientos antitaurinos y el que progresen movimientos y asociaciones que fundamentan su existencia en la lucha por su abolición.
Ayer José Tomás, Serafín Marín y Juan Mora daban los que serán los últimos capotazos de la Monumental de Barcelona, en el seno de la corrida con la que se despedia la Feria de la Mercé y de la que destacaría el nombre del último toro: "Dudalegre", de la ganadería de Nuñez del Cubillo. Mientras, en la calle y a las puertas del coso, aficionados y detractores también lidiaban... sus diferencias.
Catalunya se convertía así en la segunda comunidad autónoma que ha abolido las corridas de toros (el 28 de julio de 2.010), tras Canarias que lo hizo en 1.991, aunque más que surgir de un sentimiento antitaurino la determinación catalana parece perseguir una diferenciación nacionalista, ya que se mantienen las festividades de los Correbous (bou embolat, capllaçat...) propias de las tierras del Ebro.
Otras muchas ciudades, de otras comunidades, también se han venido declarando antitaurinas; como Almansa (Albacete), que apostó por que la bravura se alejase de sus ruedos, en igual medida que de su nombre...
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