Al ser ciudad que desde su origen romano se ha pasado el curso de la historia cambiando de país y de dueños, yendo y viniendo una y otra vez de manos de franceses a las de los alemanes, pronto, desde la ideación del germen de Europa (en 1949) se hizo necesario dotarle de una identidad supranacional que acabó consolidándola como auténtica Capital de la Unión Europea, al albergar la sede de:
- El Parlamento Europeo
- El Eurocuerpo
- La Europol
- La Corte Europea de los Derechos Humanos
- El Consejo de Europa (desde 1946)
Y de nada menos que otras 22 instituciones de la U.E. que se agrupan en su moderno barrio europeo.
Hablar de Estrasburgo es también hacerlo de su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1988 y al que se conoce como La Gran Isla, por estar completamente rodeado de ríos y de canales que restringen su acceso al uso de históricos puentes medievales. De cuanto ofrece la Gran Isla cabe destacar una enorme catedral gótica, cuarta del mundo en altura, y el barrio de La Petite France, que reconoceremos por sus construcciones de estilo renano, de casas de blancas con maderas entrecruzadas.
Estrasburgo es también la capital de Alsacia, con sus simbólicas cigüeñas, sus afamados mercados navideños, o la cuna de uno de los himnos más bonitos del mundo, el que por esos caprichos de la historia hoy conocemos con el nombre de Marsellesa... Aún llamandose así el himno de Francia nació en Estrasburgo, de la mano de su compositor Rouget de Lisle.
1 comentario:
Genial e interesantisimo tu relato y con el don de la oportunidad en lo que a mi me concierne. Mañana tengo que dar una clase de francés oral a una chica que se va a Strasbourg y podré hacerlo con material de primera. Gracias amigo!
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