Cuando en 1949 algunas de las más importantes naciones del continente designaron a Estrasburgo como sede oficial del que debía ser un organismo institucional unitario, la ciudad respondió con entusiamo iniciando inmediatamente la construcción del primer edificio destinado, a albergar el Consejo de Europa.
Más tarde llegarían: el Palacio de los Derechos del Hombre, el Palacio de Europa y, más recientemente, el final del segundo milenio regaló a esta ciudad la nueva y monumental sede para las reuniones del Parlamento Europeo, el lugar en el que nuestros representantes aderezan el presente y cocinan nuestro futuro...
En el Parlamento Europeo todos son simbolismos, como el que aspira a ser su aspecto inacabado, reflejando también algunos de los elementos que constituyen los cimientos de nuestra civilización: el clasismo y el barroco, fundamentalmente, el círculo de Galileo y la anamorfosis de Borromini, pasando por la elipse de Kepler, por citar algunos ejemplos...
Al contrario de lo que sucede con la mayoria de los edificios institucionales, destinados a albergar el poder, el gran patio central del Parlamento está abierto al público, en un intento de representar la estructura democrática de Europa. No obstante alguna de mis fotos parece desmentirlo: como la de las flechas pintadas en el suelo, que van en las dos direcciones y que bien pudieran representar nuestra falta de unidad y de proyectos comunes; o la barrera, que expresaría el hermetismo para con la ciudadanía, que generalmente muestran estas Instituciones.
Al contrario de lo que sucede con la mayoria de los edificios institucionales, destinados a albergar el poder, el gran patio central del Parlamento está abierto al público, en un intento de representar la estructura democrática de Europa. No obstante alguna de mis fotos parece desmentirlo: como la de las flechas pintadas en el suelo, que van en las dos direcciones y que bien pudieran representar nuestra falta de unidad y de proyectos comunes; o la barrera, que expresaría el hermetismo para con la ciudadanía, que generalmente muestran estas Instituciones.
Porque la nuestra es una Europa que no parece tener intención alguna, más allá de lo meramente simbólico, de servir a más causas que las del capital, las finanzas o los mercados...
Bajo las ondeantes banderas de los países miembros podemos ver la escultura: "Europa en el Corazón" (de Ludmila Tcherina) uno más de tantos símbolos vacíos para una comunidad de naciones que bien podría haber elegido un intestino, y lo digo por que fueron muchos los europeos que, en los últimos años, de sus tripas hubieron de hacer corazones...
Hoy es viernes y son las 17:00 horas... No será necesario juraros que en el interior de estas instalaciones no había ni un Dios...
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