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Me preocupan estas prisas en un asunto tan importante como el que nos ha ocupado los últimos días: el recambio de un Rey en unas circunstancias en las que el anterior negaba y perjuraba, hasta hace pocos meses, respecto de la posibilidad de su abdicación....
Me inquieta tanta rapidez en este relevo generacional, tanta que no dispusimos del tiempo suficiente ni del necesario para invitar, formalmente a esta proclamación, a los soberanos de nuestros países vecinos... Precisamente nosotros, súbditos de una Familia Real que estuvo presente en todas las coronaciones, entronizaciones y demás ceremonias relacionadas con las Tomas del Poder, las habidas y "las por haber", a lo largo de las últimas décadas....
Me sorprende tanta premura en la repentina necesidad de aforar a un monarca del que quiero pensar, para tranquilidad de mi espíritu que, tras desprenderse de la corona, no habrá de comenzar a delinquir sistemáticamente...
Algo se oculta tras el vértigo de tanta improvisación, algo tan importante como para precipitar los acontecimientos y que, más temprano que tarde, habremos de conocer.
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