viernes, 18 de mayo de 2012

Hijos de Sancho

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"AVISO A LOS ANTIDISTURBIOS: La decisión de desalojar no os pertenece, pero sí la forma de hacerlo, por tanto, si seguís golpeando a la gente con la IRA con la que lo hacéis, el día que os toque a vosotros defender vuestros derechos os habréis ganado el hecho de que NADIE os apoye. 
FIRMADO: Un ciudadano en lucha por los bienes y Servicios Públicos".
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En lo relacionado con lo que constituye el puzzle del 15-M, un movimiento del que celebrábamos el primer aniversario en estos días, existe un número considerable de piezas que no consigo encajarUna de ellas es lo que siempre consideré la relatividad de un escaso fuelle, cuya capacidad para sorprenderme ya tuve ocasión de exponer en anteriores entradas. 
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No entiendo como es posible que existiendo tantísimo malestar; tanto jóven parado, sin futuro; y tantas y tantas familias afectadas que no alcanzan a dibujar el presente..., el poder de convocatoria de los quincemayistas no consiga resultar visualmente  más resolutivo, más evidente y aplastante.

Las que tampoco me parecen de recibo, y aún menos proporcionales, son las medidas adoptadas por nuestros gobernantes a través del envío de desmedidos contingentes de fuerzas de orden público, así como otras disposiciones...
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Entonces sientes el control y la manipulación de un modo tan evidente y fuertemente abrazados a las entrañas, los intuyes en consonancia con el respeto que la Administración albergaría para con todo lo relacionado con este movimiento. Un miedo que -así lo entiendo yo- nace de la razón y de la legitimidad que les suponen, y que nada tiene que ver con la imagen de perro-flautas que pretenden que nosotros veamos en ellos.
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Pero lo que me resulta más odioso es el extremo hacia el que llevamos el lado -a priori más sensato- de nuestra bipolaridad... Son esos momentos en los que el pragmatismo cartesiano de los hijos de Sancho se torna intolerante para con la ideación, para con los sueños y las fantasías de la prole de don Quijote; porque hace mucho tiempo, demasiado ya, que estos dos compañeros dejaron de cabalgar juntos: en sus fortuitos encuentros ya no caben los Gigantes, sino siempre molinos.
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Considero excesivo el número de personas a las que escuché, a lo largo de los últimos meses, desaprobar cuando no criticar las acciones de "los indignaos". En algún caso y de un modo en el que pareciera irles la vida en ello: desde su posición más o menos comprensible de burgueses acomodados, hasta la de otros que ya no comprendes tan bien por no serlo tanto, o por imaginar que debieran estar en las primeras filas de tal reivindicación.


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Es como si estos jóvenes molestasen con su lícita reclamación de un destino; como si descolocasen y fuesen capaces de levantar sarpullido a media España: de repente todo el mundo reclama la exclusividad de las urnas como forma de manifestar una protesta... 
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¡Qué poco coincido con sus apreciaciones!... Las urnas nos han regalado un ejecutivo al que probablemente muchos, entre los que me encuentro y por muy buenas razones, no otorguemos la legitimidad que se le habría de suponer: y es que no se puede conquistar un gobierno usando la callada por respuesta, durante la campaña electoral y para con las preguntas que inspiraron los temas de mayor interés; la callada cuando no el engaño, con el agravante magnificador que supone mentir a millones de conciudadanos, condicionando y dirigiendo con medias verdades TODO y LO ÚNICO que nos convierte en demócratas, la capacidad de elegir cada cuatro años a nuestros representantes...



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