En estos días de la segunda quincena del mes de mayo, tuvimos ocasión de vivir el festival de Eurovisión que, en esta ocasión, se celebraba en la ciudad Suiza de Basilea.
Motivos políticos dejaron en mal lugar a la posición de España, quien presentó como pocas veces antes un buen tema, perfectamente interpretado y coreografiado.
No obstante, motivos ajenos a los meramente musicales, de índole más bien política y relacionados con el conflicto de la franja de Gaza, dejaron a nuestro país en un pésimo lugar.
Por motivos familiares, en estos días viajé hasta Basilea. Al llegar a su aeropuerto (EuroAirport) pude ver la parafernalia relacionada con la bienvenida que les dispensaron a los participantes.
Y algo que llamó poderosamente mi atención: de entre las banderas empleadas para la ocasión, alguien se había molestado en retirar la israelí.