lunes, 3 de febrero de 2020

Bouquinistes


 
Casi desde que existen los libros se venden, usados y de segunda mano, en las orillas del Sena y en lo que se ha dado en considerar como la librería, a cielo abierto, más grande del mundo.
 
Los "bouquinistes" fueron inicialmente personas de una cuestionable honestidad que, las más de las veces se apoyaba en la no menos dudosa procedencia de su mercancía; aunque poco a poco esto fue cambiando, a medida que su actividad se fue reglamentando y llegó a constituir el colectivo que hoy conocemos y que, de sol a sol y nunca mejor dicho, ameniza coloreando nuestros paseos a lo largo de más de tres kilómetros, los más emblemáticos, a ambos lados del río Sena...


Hoy en día constituyen un atractivo turístico más, en una ciudad en la que no faltan, hasta el punto de que al conjunto de sus 900 puestos de "cajas verdes" y 240 vendedores se le reconoció como parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, un patrimonio desde el que se exhiben unos 300.000 libros antiguos, así como un buen número de revistas, sellos, tarjetas postales, etc... 

 
Estos bouquinistes parisinos fueron inspiración de otros libreros, en otras muchas ciudades... Así tenemos, por poner un ejemplo y salvando las distancias por aquello de que las comparaciones pudieran llegar a resultarnos odiosas, los puestos madrileños de la cuesta de Moyanos, junto a la glorieta de Atocha...
En nuestros días, con el paso del tiempo y porque lo fuese exigiendo el turismo, los bouquinistes ampliaron su oferta de negocio a la venta de láminas, pinturas, litografías y souvenirs de todo pelaje...


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