lunes, 18 de diciembre de 2017

Lo que echa humo


El viejo Botafumeiro

De todos es conocida la consideración de la Catedral de Santiago de Compostela, complementándola su entorno, y el hecho de que sea merecida por tratarse de uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de EspañaNo en vano es cada día mayor el número de peregrinos (este año superaron los 300.000) y/o de simples turistas que vienen disfrutándola.

Quintana, Platerías, Obradoiro, todas las plazas que rodean a la Catedral se agitan con el bullicio de sus visitantes, a la espera de entrar en el templo para culminar el objetivo: poner fin a su duro periplo escuchando la Misa del Peregrino para finalmente contemplar la danza del Botafumeiro.


Plaza de Platerías: acceder a foto de 360 grados
El Botafumeiro (literalmente significa: lo que echa humo) es, con toda seguridad, uno de los logos más conocidos de cuantos alimentan la estética del Camino de Santiago. Se trata de un incensario de latón bañado en plata, de más de 60 kilos, que se rellena con más de 40 de madera y carbón. (Ver vídeo)

Tiraboleiros bailando el Botafumeiro... El protagonismo del móvil...

Se encuentra suspendido, colgado del crucero de la Catedral, por una cuerda de material sintético que alcanza una longitud de 65 metros. Se comprende la dificultad de los ocho tiraboleiros para hacer bailar este enorme artilugio a lo largo de la nave transversal de la Catedral.

Debido a la velocidad y por su peso se alcanza una energía tal, que pudo llegar a desprender la cuerda (en 1499, en presencia de Catalina de Aragón, el Botafumeiro salió disparado por la puerta de Platerías; también se desprendió en 1622 y -más recientemente- en 1937), aunque afortunadamente nunca llegó a causar víctimas.

Según la tradición, el uso de este tipo de incensarios comenzaría en el siglo XI, con la pretendida idea de perfumar el templo y eliminar el mal olor que dejaban los peregrinos sudorosos, enfermos y desaseados, quienes antaño podían pasar la noche durmiendo en el templo.



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