sábado, 28 de marzo de 2015

La cuna de la Democracia


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La democracia es el proceso que garantiza que no seamos 
gobernados ni mejor ni peor de lo que nos merecemos.
(adaptación personal de una cita de George Bernard Shaw) 


El aerópago es un monolito de mármol de unos 115 metros de altura que puede verse a mitad del camino que separa el Ágora de la Acrópolis atenienses; lo conocemos tambien como colina de Ares porque allí habría sido juzgado éste, tras dar muerte a Halirrotio, hijo de Poseidón, quien intentó abusar de Alcipe, la hija del dios guerrero.

Quinientos años adC, en el aerópago se reunían las primeras Cortes judiciales y legislativas cuyos miembros -los aeropagitas- eran elegidos directamente por el rey. Tal institución supone la primera organización de un estado en torno a unas leyes constitucionales, hasta desembocar en la Politeia, el equivalente a nuestra actual República.

Estamos hablando de la simbólica cuna de la Democracia, una atmósfera consultivo-participativa cuyos privilegios se limitaban a los ciudadanos, excluyendo a las mujeres, los esclavos y advenedizos... Aún así, en la cima de estas piedras se reunieron las primeras Démos, por lo que les pediría un momento de reconocida postración y respetuoso silencio...

La antigua Monarquia ateniense evolucionó hasta la Aristocracia (el liderazgo de los mejores)... Desde ahí y vehiculizada a través de los errores y desmanes de estos (uno de ellos -Dracón- dió origen al calificativo de draconiano), no costará entender que el poder cayese definitivamente en manos de un pueblo cansado, descontento y profundamente insatisfecho.

A lo largo de la historia, por cuanto representa, Pericles, San Pablo, Demósthenes... fueron numerosos los líderes que eligieron este emblemático lugar para sus simbólicos discursos... 



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