miércoles, 12 de diciembre de 2018

París es nuestro!



Pocas horas después de uno de los sábados más emblemáticos de cuantos protagonizaron las convocatorias de los Gilets Jaunes franceses (Chalecos Amarillos), tuve ocasión de visitar las zonas de París en las que se desarrollaron las más apasionadas protestas y los actos vandálicos que finalmente llevarían a Macron a relajar la firmeza y ceder en su actitud.


"Los obreros han pasado de un estatus
de explotados al de desechos"
Papa Francisco I

Lo ocurrido en estos días en Francia fue una revolución en toda regla, una revolución como las que en su día acabaron tomando la Bastilla o destronando al General de Gaulle... Fue una revolución -digo bien- en la que el gobierno rectificó a tiempo, en esta ocasión y a diferencia de las demás, evitando males y consecuencias mayores.



A pesar de que el ayuntamiento de París se diese tanta prisa en reparar los destrozos como el gobierno en replantear sus recortes, aún así llegué a tiempo para ver numerosas pintadas en las casas de la burguesía que rodean a la plaza de l'Etoile, incluso las que empañaron por unas horas al mismísimo Arco de Triunfo de Napoleón.


"Las Revoluciones son el justo castigo
de los malos Reyes"

También alcancé a ver como recogían vehículos calcinados, adoquines levantados y los daños ocasionados en numerosas viviendas o jardines... Incluso vi al mismísimo Presidente de la República bajándose de su Renault Velsatis (tuve un coche igual en su día), imagino que con idéntica curiosidad que la mía...


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