Se puede dormir el sueño de los justos, u otros. |
El Principio de Jerarquiología de Peter (1969) afirma que en una organización, las personas que realizan bien su trabajo son ascendidas hasta alcanzar su propio nivel de incompetencia. Aunque en justicia, debemos la primera alusión a este fenómeno a nuestro paisano el filósofo José Ortega y Gasset, que ya en 1910 dió forma al siguiente aforismo: "Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediatamente inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes".
Como corolario a su famoso principio, Lawrence Peter deduce los dos siguientes:
A.- "Con el tiempo todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones."
B.- "El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia..."
El Principio de Dilbert (1990), al afirmar todo lo contrario también puede resultar de utilidad para el caso que nos ocupa. Scott Adams fue su creador, y a través de Dilbert -un personaje de comic- afirmaba que las organizaciones tienden a ascender sistemáticamente a sus componentes menos competentes a cargos directivos, para limitar así la cantidad de daño que son capaces de provocar con cada ascenso.
Estos principios, junto a otros que constituyen lo que se ha dado en llamar "Literatura P", pretenden explicar como funcionan las jerarquias sociales, aunque en política el asunto alcance unas connotaciones propias, modulado por el influjo de otras leyes, como la vieja teoría anarquista que afirma que "Todo político, desde el momento que ocupa un cargo de cierta relevancia, experimenta un desplazamiento hacia la derecha en cuanto a costumbres, gustos, diversiones, preferencias, amistades, vestimenta, etc.... Este cambio de actitud suele incrementarse de forma directamente proporcional a la importancia y categoría del puesto al que ha sido promocionado".
Tendríamos un ejemplo evidente de estas afirmaciones en la figura del ex-ministro de Fomento José Blanco, actualmente en el punto de mira de la Justicia, por su posible vinculación con el que se conoce como Caso Campeón.
Pepe, o Pepiño Blanco, tal y como le llaman sus más próximos, nació en el seno de una familia humilde, en la localidad de Palas de Rei. Tras estudiar bachillerato en un instituto de la capital lucense se matriculó en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, abandonando estos estudios ya en el primer año y con algunas asignaturas pendientes.
A raíz de la polémica levantada tras las declaraciones del empresario Jorge Dorribo, que vinculaban a Blanco con determinadas subvenciones ilegales, los medios de comunicación han pretendido poner de manifiesto el desnivel existente entre las percepciones de nuestro ex-ministro y su estilo de vida: siempre según ellos las propiedades, los coches de alta cilindrada, el personal a su servicio o el colegio elegido para sus hijos... no se corresponderían a lo que nuestro político debería poder permitirse... Algunos de estos medios incluso llegaron a preguntarse adónde hubiera llegado Pepiño Blanco, en el supuesto de haber terminado sus estudios de Derecho; respondiéndose que en tal caso y probablemente, hoy sería un funcionario mileurista...
Lamentablemente la historia de Pepe Blanco López no sería un caso aislado en nuestro país de listillos, sino una de tantas. Cuando empecé a estudiar la carrera, en la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, a finales de la década de los 70, dos de los que entonces fueron mis compañeros más cercanos no pasaron del primer año:
-. Uno de ellos forma parte de la cúpula de "los Genoveses" y llegó a ser, entre otras cosas, Jefe Nacional de la Lucha Contra la Droga durante el Gobierno de Aznar.
-. El otro ostentó un cargo Directivo Nacional en el mundo de la cultura y el teatro, hablamos de un cargo político por supuesto...
1 comentario:
Pues no te digo nada si, como en mi caso, hubieras tenido de compañero laboral a un Borbón o a un Marichalar............
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