viernes, 27 de agosto de 2010

Yves Duteil




En el deseable supuesto de que aún viva los años que cabría esperar, basándome en las estadísticas más actualizadas respecto de la esperanza de vida, puedo afirmar sin pudor alguno que me he pasado la mitad de la mía escuchando "Canción Francesa" y -fundamentalmente desde que me quedé sin abuelas- que soy un consolidado amateur que roza la erudición en el tema.

Yves Duteil es uno de los cantautores que más me agradó siempre, por la ternura que salpicó sus composiciones y derramó en sus interpretaciones.

A sabiendas de que no fue de aquellos que alcanzaran mayor popularidad -para esto, coincidiréis conmigo, se ha de contar con el beneplácito de los medios y el apoyo de intereses que no siempre son los meramente artísticos- quiero compartirlo con vosotros a través de mi blog.

Aunque son muchas, aquí os dejo sus canciones más conocidas, con el deseo de que las disfrutéis, como lo hice y lo sigo haciendo yo...




jueves, 26 de agosto de 2010

La cocina de Madrid


Madrid está lleno de lugares así, que no destacan por su belleza, sino por su leyenda. Son como los cuadros en los que por espectacular que resulte el marco: lo que prima, a la postre -y sirvan a la calidad de la página todas las acepciones de postre- es el lienzo.


SOBRINOS DE BOTIN

Dirección: Calle de Cuchilleros, 17; junto a la escalinata del arco del mismo nombre.

Esta casa fue fundada en 1725 para dar hospedaje y alojamiento a los muchos inmigrantes y viajeros que entonces llegaban a la Corte. Con posterioridad, la familia Botín se hizo cargo del negocio y en 1860 lo transformó en pastelería. Los pasteles y comidas que se elaboraban en Casa Botín debían ser de excelente calidad y muy apreciados por los madrileños, como así nos relata Pérez Galdós en su "Fortunata y Jacinta", aspecto que recuerda una inscripción que puede leerse en la fachada del establecimiento y que no queda huérfano, ya que no son pocos los escritores que nos lo mencionan en su obra; entre otros merecen también ser destacados Hemingway (en "Fiesta" y "Muerte en la tarde"), Gómez de la Serna (en "Greguerías"), Dos Passos, Barea y Graham Green.

En 1920 lo adquiere la familia González que siguió empleando, para sus asados y pasteles, un horno centenario decorado con azulejos, que hoy todavía se mantiene incombustible y que puede visitarse en la planta baja.

El restaurante cuenta en la actualidad con cinco comedores dispuestos en sus tres plantas y sus más de 60 empleados siguen trabajando para hacer de este lugar uno de los más emblemáticos de la ciudad.

Muy pocos saben que el mayor tesoro de "Sobrinos de Botín" es su destacada presencia en el Guinness Book of the Récords, como el restaurante más antiguo del mundo, y por haber funcionado como tal, sin interrupciones, desde el día de su apertura.

Actualmente y por fin, sus dueños parecen haber tomado conciencia del valor de lo que tienen y se han lanzado a abrir numerosas sucursales en el mundo, de entre las que cabrá destacar la que próximamente situarán en los bajos del famoso Hotel Plaza, de Nueva York.


CASA LABRA

Dirección: Calle Tetuán nº 12, frente al Corte Inglés de Preciados.
La placa que puede leerse en su fachada nos lo dice todo: "El 2 de mayo de 1879 en esta casa, careciendo los trabajadores de libertad para reunirse y asociarse, se fundó clandestinamente el Partido Socialista Obrero Español".
Por lo demás, sólo añadiré que es probable que Pablo Iglesias eligiese este lugar por la calidad de sus fritos de bacalao rebozado.

LA BOLA


Dirección: Calle Bola nº 5, en la zona Centro de Madrid y relativamente cerca de la Plaza de la Opera.
Fundado en 1.870, este restaurante familiar ha sido regentado por seis generaciones dedicadas a la cocina tradicional madrileña, en este precioso local que hace esquina.
Su fuerte: el cocido madrileño servido en puchero de barro.



miércoles, 25 de agosto de 2010

Venecia




Caprichos del destino -sorprendentes y curiosos las más de las veces- pero Venecia, que surgió de la huida al baldío, de la necesidad de ocultarse del exterminador y sangriento avance de los hunos por parte de aquellos otros, los aterrados miembros de un decadente imperio romano, se ha pasado la vida posando, como renegando de sus orígenes, como si la vocación de llegar a constituir una ciudad de pasarela ó un gigantesco parque temático, hubiese sido siempre su principal razón de ser.

Paradojas de la casualidad pero ese enorme barco fantasma anclado al puerto de un pasado renacentista es, hoy por hoy, la ciudad más exhibicionista del mundo, y tan precisa como curiosamente alcanza a rozar la máxima expresión de su pavoneo cada una de las veces que pretende volver a ocultarse, por febrero, tras las elaboradas máscaras de su reputadísimo carnaval.

Venecia fue, o Venecia es, porque en ningún otro lugar se solapan tan bien el pasado y el presente: una ciudad de novelescas y encarnizadas luchas entre familias que un día decidieron resolver sus discrepancias poniendo, más que tierra, un centenar de canales de por medio; un ghetto de apasionadas meretrices en el que hasta los suspiros adoptan el aspecto de un puente; una porosa plataforma de exudantes alcantarillas, de improvisadas pasarelas; un cielo nublado por millares de molestas y voraces palomas, conscientes de las estrechas limitaciones de un aterrizaje, que consiguieron contagiar -con su vuelo- a un mismísimo y simbólico león.

Ha pasado mucho tiempo desde todo eso, ha pasado de una forma extraña, casi sin pasar, pero por mucho que en el fluir de los días sus gondoleros sigan achicando agua, en Venecia cuando llueve: siempre resulta ser sobre mojado...



martes, 24 de agosto de 2010

Casi al alba




Fue aquella noche*, te acuerdas? en la Plaza Mayor de Plasencia, junto a su ayuntamiento, una preciosa torre cuyo campanario se identifica como uno de los logos más representativos de la ciudad del Jerte.

Yo te "tiraba" fotos, admito que no sin cierto descaro: había conseguido un lugar preferente y me dejé llevar por la ambición de querer conseguir la mejor de mi vida o, cuando menos, una de ellas. Aún estando tras del objetivo pude detectar el capote de tus poses, en un gesto de simpática complicidad y, a pesar de que conozco las escasas, más bien nulas posibilidades de que llegues a leer esto, me gustaría corresponder agradeciéndote el gesto**.

La plaza rezumaba el calor con el que sus losas se habían venido cargando a lo largo de las interminables horas de aquel día del verano extremeño, en una clarísima invitación a la desnudez que tú te obstinabas en retrasar, que conseguías postergar con el soplo de brisa que constituían tus canciones.

Poco a poco la noche fue cerrándose en su lento caminar hacia el antagonismo del alba; sonaron los últimos acordes, empezamos a intuir que te estábamos perdiendo y pronto, en el espacio de un par de canciones, la ciudad se quedó definitivamente sin tu latido.

No eran las 4 y diez, desde luego, pero... el tiempo había pasado tan deprisa!... Ten, toma: esta es la foto, la mejor de cuantas pude hacerte. Admíteme que no es tan fea, aún a pesar de que el modelo no acabara precisamente de nacer...


*Una noche de agosto del 2.003
**Si por un casual llegases a leer esto, una de dos: sé un lector anónimo más ó, ¿por qué no?, escribe diciéndomelo (no te quepan dudas: conseguirías arrancarme un aleluya con el detalle). 


Belleza del gallego



Paseando junto a la vieja muralla de Lugo recojo una imagen que podría dar mucho juego, a la hora de abordar el controvertido tema de la vivienda y la especulación inmobiliaria, los frecuentes abusos de los constructores y su supuesta -algunas veces contrastada- complicidad con las administraciones locales...

A pesar de que sé que es lamentable, aunque resulte maldita la gracia, lo cierto es que los problemas ajenos siempre tienen ese lado cómico con el que en esta ocasión opto quedarme. Y sobre esta base no hablaremos de constructores ni de administraciones locales -permítaseme el giro- sino de filología.

Hace algunos años contemplábamos en televisión un spot que apoyaba su mensaje en la belleza de determinadas expresiones gallegas, expresiones que no me resultaran difíciles de recordar en tanto en cuanto llegaron a cautivarme, hasta el punto de que quise indagar acerca de sus diferentes significados.


Eran estas cuatro palabras:

LUSCOFUSCO: Es ese momento fugaz en el que se despide el día y la llegada de la noche se hace inminente; en el que los objetos comienzan a perder la nitidez de sus formas.

BADALADA: El golpe que da el badajo (en gallego badalo), en la campana.

MORRIÑA: El sentimiento de nostalgia de los gallegos condenados a vivir lejos de su tierra, cuando tienen ocasión de evocarla. Para ellos la morriña es casi una seña de identidad, en ocasiones de una profunda tristeza, habida cuenta de que muchos de los emigrantes que en su día marcharon lo hicieron solos, dejando atrás a toda su familia.

CARBALLEIRA: Conjunto de robles, muy habitual en el paisaje gallego.


Mas recuerdo que no me detuve en significarlas; mientras lo hacía di con alguna más que merece también ser destacada, ya sea por su belleza o simplemente por su sonoridad:

VAGALUME: Luciérnaga (luz que vaga...).

BOLBORETA: Mariposa.

ARDORA: Fosforescencia o luminosidad en el mar, producida por los movimientos de los peces u otros organismos.

SAUDADE: Sentimiento de melancólico recuerdo.

CARALLADA: Lo que le han hecho a los propietarios de las viviendas que aparecen en la fotografía de la cabecera de la página. Quiera Dios que no olviden, en el momento en que vayan a asomarse a sus terrazas, que el contructor acabó no haciendo los balcones que habían sido proyectados...



Sonriamos amigos, porque nunca nos faltarán motivos para justificar el dejar de hacerlo.



sábado, 14 de agosto de 2010

Castillos del Rhin



Para entender este fenómeno tendríamos que recurrir al símil de las actuales autopistas, porque eso es lo que fue siempre el Rhin, una enorme autopista de peaje por la que han circulado, casi desde el momento en que se descubrió la posibilidad de aprovechar los cursos naturales de agua para el transporte, incontables mercancías.

Una vez completada tal configuración aún será necesario reforzarla con la imagen de una Alemania mucho más dividida de lo que hemos llegado a conocerla en los años de la guerra fría. Antaño este vasto país era un cúmulo de pequeños reinos, estados, señoríos, y condados más o menos independientes: a cada paso una frontera y –con ella- una invitación a satisfacer la codicia a través de las recaudaciones aduaneras.

Hechas estas dos salvedades estaremos en condiciones de digerir el por qué de la cantidad y distribución de tanto castillo, a lo largo del recorrido de ambas orillas.

Entre los muros de cada uno de estos castillos se hospeda una leyenda, una historia, cuando no un increíble museo, y sirva el ejemplo del de Marksburg, el que a todas luces parece mejor conservado, a 150 m sobre el nivel del Rhin y muy cerca de Coblenza (Koblenz); su colección de cinturones de castidad es una de las más completas del mundo.

O las ruinas de los castillos de los hermanos enemistados (Sterremberg y Liebenstein), que tras pelearse un domingo en la iglesia del pueblo –Bornhofen- decidieron construir el “muro de la discordia”, que los separaría por siempre y en lo que podría considerarse un anticipo de aquel otro muro que, siglos más tarde y también en este país, dividiría al mundo civilizado. A veces la historia se reescribe a sí misma, en una amplificación de su eco. Aquella definición de historia que algún día leí, y que me pareció tan elocuente: “sucesión de sucesos que se suceden sucesivamente” debería contemplar que tal sucesión tiene las funciones propias de la moviola.

Permítaseme  citar también -con esto termino- aunque no se trate exactamente de castillos, al menos no de los que cabe esperar de la mano del hombre, a las “Siete Doncellas Vírgenes”: un cúmulo de abruptas y elevadas rocas acantiladas, en un meandro del río que precede la entrada a Loreley. Según la leyenda siete doncellas vírgenes se convirtieron aquí en rocas, por la dureza de sus corazones.
Ver más fotos



viernes, 13 de agosto de 2010

Berlín tras la caída



La foto más afortunada del muro de Berlín quizá sea la de su inexistencia, y esto es lo que trato de ilustraros con la que adjunto, que hice hace algunos años ya, en el momento de su retirada.

La zanja que podéis ver corresponde a los tramos más simbólicos de esta frontera maldita: a pocos metros de la puerta de Brandemburgo.

En cuanto a lo que experimenté allí, ¿qué deciros?... Pocas ciudades transmiten tantos sentimientos, tantas emociones... Berlín es -y lo será durante mucho tiempo, aunque nos empeñemos en retirar hasta los cimientos de este pasado reciente- una página viva de nuestra historia contemporánea.

Un lugar que evoca tantas y tantas cosas: dos guerras mundiales, un genocidio, una larga guerra fría, miles de dramas familiares y personales... Y en esta instantánea se intenta arrancarlas todas, desde la raíz de nuestra memoria colectiva....


Durante muchos años, tras la caída del Muro (Mauer), pudieron verse imágenes como ésta: instantáneas en las que el contraste se erigía como el principal protagonista que destacaba sobre un fondo que había dejado de ser ciudad para convertirse, por la concentración y la magnitud de las obras, en algo más parecido a una cantera o a un campo de trabajo. 

Los frescos y renovadores vientos de nuestras sociedades consumistas volvían a soplar en la pésimamente llamada República Democrática. Tras 40 años en silencio, acumulando polvo, telas de araña y alguna que otra carcoma, el reloj del tiempo volvía a ponerse en hora en Berlín Oriental.


Puestos a buscar las fuentes últimas que justificaron este siete, en el tejido de nuestra historia, y por encima de las acentuadas discrepancias ideológicas, que sin duda existieron en la raíz del problema, encontraríamos intolerancia e intransigencia, los detonantes de la mayoría de nuestras confrontaciones.

Aquellas intolerancia e intransigencia alcanzaron su máxima expresión en la Alemania nazi y, ahondando en el detalle, en sus campos de exterminio. En la foto que precede a estas líneas podemos ver la puerta de entrada al Campo de Concentración de Sachsenhausen, en Oranienburg, muy cerca de Berlín. Fue el primero de la que, aun en el supuesto de que no se hubieran construido más, siempre sería una lista desproporcionada.

En todos sus accesos la hipocresía se hacía lema: "Arbeit Macht Frei" (El trabajo te hace libre), una frase que sólo acabas entendiendo tras visitar las ruinas de sus hornos crematorios: morir, aún de la forma más horrible, suponía la liberación de estas pobres víctimas que escapaban -por fin- del yugo de tan miserables verdugos. 





domingo, 8 de agosto de 2010

Entrevistas de selección



En aquella época yo era Gerente de Área de una Multinacional Farmacéutica afincada en nuestro país, algo así como el equivalente a un Director Regional. Mis responsabilidades, por resumirlas un poco, abarcaban todo aquello que afectase a los intereses de la Empresa en una delimitación geográfica que fue variando: Galicia, Asturias, León, en ocasiones Zamora, Salamanca, Valladolid, alguna vez Canarias... etc.

Una de esas facetas que pronto hube de asumir era la de las entrevistas de selección de personal, que inicié con gran entusiasmo, aunque acabaron saturándome enseguida: había entrevistas apasionantes, pero las había también, y eran muchísimas más las soporíferas y tediosas... Aún así no bajé la guardia respecto del interés depositado en esta función y fuí siempre consciente de que, en la base de mis resultados, nunca faltaría el mayor o menor acierto de estas decisiones.

El problema residía en que mi forma de entenderlo me abocaba hacia procesos largos y densos: "a más candidatos recibidos, mayores posibilidades de acierto". Vaya por delante que sigo viéndolo así, aunque los criterios empresariales son cada vez más sintéticos y proclives a enfocar hacia la inmediatez de la rentabilidad.


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Necesitaba un Visitador Médico para Lugo, alguien con facilidad de palabra,  empatía, don de gentes, elocuencia, capacidad de convicción... y todas esas cualidades con las que siempre hemos revestido al perfil de un buen comercial diferenciado. 

Muchos eran los convocados, tan solo uno sería el elegido, por lo que decidí abordar la primera vuelta de aquél proceso de selección con la intención de conseguir un buen triage:

"La alarma de este reloj está programada para activarse dentro de 20 minutos; es el tiempo del que dispones para convencerme de que eres el mejor de entre los 82 candidatos que aspiran a este puesto de trabajo". Dicho esto me callaba e intentaba no romper ni el silencio...

La mayoría de los entrevistados claudicaban ante tan dilatado espacio para el monólogo, apenas decían algunas frases y entraban en la dinámica de esperar a que acabases retomando la dirección de la entrevista, con alguna pregunta. 

Uno de los 82 destacó manifiestamente sobre todos los demás, ésta fue su entrevista, en un tono de confianza y aplastante seguridad:

"¿20 minutos? No me hace falta tanto tiempo, me basta 1 minuto -y por favor, no me interpretes mal-... Un único minuto y no para convencerte de que soy el mejor (éso es algo que no puedo saber, ya que no conozco a los demás), pero sí de que voy a intentar ser el mejor... Y lo ilustraré con un ejemplo: soy capaz de hacerle trampas a mi hijo, al parchís, con tal de ganarle...".

Tras el lógico y difícil espacio para la reflexión no tardé en apostar por aquél muchacho, quién pronto se abonó al liderazgo nacional en Ventas...



Años después, en un nuevo proceso de selección, esta vez en Gijón, vía interrogatorio indagaba acerca de las cualidades de una candidata sin experiencia en la profesión.

Su respuesta vino a ser la de recordarme un pasaje de El Principito, con el que despertó mi interés, amenizó la entrevista y quiso poner de manifiesto su flexibilidad y capacidad de adaptación: con las adecuadas formación y orientación podría ser la profesional que necesitábamos.

No elegí a esa joven finalmente: en aquella ocasión primaban criterios de experiencia que ella no reunía. Pero convencido de su valía decidí ponerla en contacto con otros procesos de selección, con otras empresas, adónde no tardó en triunfar.

Pocas semanas después me hizo llegar un paquete/regalo: una Edición especial del libro de Saint-Exupery que conservo con gran celo y del que extraigo el pasaje al que se refirió, en la entrevista:


EXTRAIDO DE "EL PRINCIPITO" 

Pasaba solo mis días, sin encontrar a nadie con quién verdaderamente pudiera hablar, hasta que algo me sucedió hace ya unos seis años, en el desierto de Sahara. Mi motor sufrió una rotura. Como no contaba con mecánico ni pasajeros, no tuve otra opción que la de intentar solo una difícil reparación. Indudablemente era para mí una cuestión de vida o muerte. El agua que tenía solo me alcanzaba para ocho días.

Me recosté sobre la arena, pasando así mi primer noche nada menos que a mil millas de toda región habitada. Me encontraba, por cierto, más alejado que un náufrago dentro de una balsa en medio del océano. Inexplicable fue mi sorpresa, cuando al despuntar el día una extraña vocecita me decía casi suplicante:
-Por favor... dibújame un cordero! 
-Eh!-exclamé-
-Dibújame un cordero...



Como atravesado por un rayo, de un salto me puse en pie, restregué mis ojos y observé con severa atención. Me encontré frente a un increíble hombrecito que me examinaba gravemente. Es éste el retrato más acertado que tiempo más tarde logré hacer de él.

Seguramente el modelo es mucho mas encantador que mi copia. Como ya os dije, las personas grandes me desalentaron de mi carrera de pintor cuando tenía apenas seis años, habiendo sólo aprendido a dibujar las boas cerradas y las boas abiertas.

Continuaba absorto mirando aquélla aparición ya que me encontraba, como les dijera, a mil millas de toda tierra habitada. El hombrecito sin embargo, no me parecía extraviado, ni cansado, ni muerto de sed ni de hambre y menos muerto de miedo. No tenía el aspecto de un niño extraviado.

Al fin pude hablar y entonces dije:
-Pero... qué haces aquí?
Suavemente pero muy serio repitió: 
-Por favor... dibújame un cordero... 

Cuando el misterio es demasiado grande, es imposible desobedecer. Por ridículo que me pareciera, a tantas millas de una región habitada y en peligro de muerte, tomé de mi bolsillo un papel y un lápiz. Comuniqué al hombrecito, no en el mejor tono, que no sabía dibujar. Me contestó: 
-No importa. Dibújame un cordero. 

Nunca en mi vida había dibujado un cordero, de manera que decidí rehacer uno de los únicos dibujos que me sentía capaz de realizar. El de la boa cerrada.

Incalculable mi sorpresa, cuando oí al hombrecito responder: 
-No! No! No quiero un elefante dentro de una boa. Las boas son sumamente peligrosas y un elefante muy embarazoso. En mi casa, todo es pequeño. Lo que necesito es un cordero. Por favor, dibújamelo. 

Entonces dibujé. El hombrecito miró con atención y luego dijo: 
-No lo quiero. Este cordero está muy enfermo. Debes hacer otro. 
Mientras dibujaba, mi amigo sonreía amablemente pero con cierta soberbia: 
-Ves?... No es un cordero, más bien es un carnero. Tiene cuernos... 

Hice nuevamente el dibujo, pero fue rechazado como los anteriores: 
-Este es muy viejito; quiero un cordero que viva muchos años.  

Ya algo impaciente y apurado por desmontar mi motor, garabateé por último este dibujo. Le dije: 
-Esta es una caja. El cordero que quieres está adentro. 

El rostro de mi joven juez se iluminaba: 
-Es exactamente como lo quería! Me pregunto si necesitará mucha hierba este cordero. 
-Por qué? 
-Porque en mi casa, todo es muy pequeño... 
-En verdad, te he regalado un cordero bien pequeño. 
Mirando el dibujo, con la cabeza inclinada dijo: 
-No tan pequeño... Mira! Se ha dormido. 

Así fue como conocí al principito...


 


viernes, 6 de agosto de 2010

Anarquía




¿Qué tal si hablamos de Anarquía?. Aquellos que tuvimos la suerte o desgracia de desayunarnos al ritmo de aquel negrito del África tropical; los que de alguna forma temblábamos al pensar que tendríamos que irnos a la cama con los primeros acordes de la familia Telerin y solíamos esbozar -casi siempre sin éxito- algún "joooo, mamá, un poquito más!?"; esos que, en definitiva, aprendimos a vivir en la estructura vertical de una bien jerarquizada dictadura: sentimos, al evocar ese término, cierta urticaria.

A golpes de No-Do, la "sutil" propaganda del régimen se las apañó, y las más de las veces consiguió, que conceptos como: Anarquía, Masonería ó Cultura Hippy se viesen revestidos, a nuestros ojos, de mil y una connotaciones peyorativas. Que podía esperarse de una sociedad en la que los Ideales fueron una marca de cigarrillos de pésima calidad, más que eso: que esos ideales se disipasen tras una cortina de espeso humo con las 3 ó 4 primeras caladas?...

La Anarquía, por el momento, es una hermosa flor para el macetero de nuestra Utopía, tal y como ilustra esta canción de Georges Moustaki -todo un himno, lo más bello que jamás escuché a este respecto-. Otra cosa bien distinta es que sea aplicable, que constituyamos el substrato adecuado...

Tal y como recuerda Moustaki: "...aún nos queda mucho camino para que podamos alcanzar a ver brillar esa estrella nueva...". Serán muchas aún las generaciones que le darán la espalda al Contrato Social de J. J. Rousseau. ¡Lástima!... Durante algunos siglos más, el hombre habrá de seguir siendo un lobo para el hombre* y una enfermedad que padece la piel de la Tierra**.


* Tito Macio Plauto
** F. Nietzsche

DECLARACIÓN

Yo declaro el Estado de Felicidad Permanente
Y el Derecho de cada uno a todos los privilegios
Afirmo que el sufrimiento es un sacrilegio
cuando hay para todos rosas y pan blanco.
Me opongo a la legitimidad de las guerras
a la justicia que mata o a la muerte que castiga
a las conciencias que duermen en el fondo de sus camas
ó la civilización en manos de mercenarios.
Veo morir este siglo envejecido
un mundo diferente renacerá de sus cenizas
pero no basta simplemente con esperarlo
Ya lo esperé demasiado, lo quiero ya!
Que mi mujer sea bella a cada hora del día
sin tener que recurrir a disimularse tras del maquillaje
Y que no se diga que hay que dejar para más tarde
los deseos que de ella tengo, y de hacerle el amor.
Que nuestros hijos sean hombres, que no adultos
y que alcancen a ser lo que quisimos ser antaño
que seamos hermanos, camaradas, cómplices...
en lugar de ser dos generaciones que se insultan.
Que nuestros padres puedan, al fin, emanciparse
y que se tomen el tiempo de acariciar a sus mujeres.
Tras toda una vida de sudores y de lágrimas
tras treguas de guerra que no alcanzaban a proporcionar paz:
Declaro el Estado de Felicidad Permanente
sin que se quede en unas palabras con música
sin esperar a que lleguen los tiempos de El Mesías
sin que sea votado por ningún parlamento.
Aseguro que en lo sucesivo seremos responsables
no rendiremos cuentas a nadie ni a nada,
y transformaremos el azar en destino
solos a bordo, sin dueño, sin dios y sin diablo.
Y si quieres venir, cruza la valla
hay sitio para todos y para cada uno.
Aunque aún nos queda mucho camino por hacer
para poder ver brillar una estrella nueva.
Yo declaro el Estado de Felicidad Permanente...



Escuchar
Déclaration - Georges Moustaki



jueves, 5 de agosto de 2010

El muñon de Dios...


El Dedo de Dios, antes del año 2.005


Dios tenía un dedo en Agaete, al norte de Gran Canaria...

La Mano de Dios suele intuirse detrás de muchas cosas y cuando no es la mano son los dedos, ya que El Creador tiene muchos otros dispersos por el mundo; uno de ellos -también en las Canarias- el que sigue enmarcándose en los famosos billetes verdes de 1.000 ptas. de nuestros recuerdos, se encuentra en Tenerife, en los tan abruptos como preciosos parajes de sus Cañadas del Teide.

El de Agaete estaba levantado, erecto en pronunciada verticalidad, señalando a un cielo abonado al azul. Así llevaba unos 300.000 años, junto a las acantiladas costas del norte de la isla.

En un alarde imaginativo me da por pensar que dos podrían ser los motivos por los que Dios necesitase alzar el dedo:
a/ El de pedirnos la palabra, reclamar nuestra atención más allá de unas dominicales lecturas epistolares.
b/ o el de mandarnos a... (censured)
Acabar decantándome por una u otra opción no es cuestión caprichosa, ya que dependería de la orientación del dorso de su mano, aspecto -éste- harto difícil de precisar y que tendríamos que plantear al escritor Domingo Doreste quien, tras fumar vaya Ud. a saber qué porquerías, fue el primero que supo ver la mano de Dios tras el contorno de estas formaciones rocosas. Antes de que Doreste empezase a llamarlo "El Dedo de Dios" se le conocía con el nombre de "Roque Partido", y no deja de ser una contradicción el que se partiese precisamente ahora, inmediatamente después del cambio de nombre, en términos geológicos.

Desde entonces, desde que pasó a ser "El Dedo de Dios de Agaete" ha venido constituyendo fuente de inspiración de no pocos poetas, artistas y enamorados, amén de alcanzar a ser la principal seña de identidad y reclamo de esta localidad.

El 28 de noviembre del 2.005 la tormenta tropical Delta, bajo la forma de vientos huracanados que llegaron a alcanzar los 130 Km./hora, acabó con una falange que debía tener, a juzgar por su edad, cuando menos un poco de artrosis. Delta no debía ser una tormenta muy católica, conclusión a la que se llega fácilmente si computamos que acabó también, muy cerca de allí, con la cruz de madera que se alzaba sobre la cima de la Montaña de Aruca y que los aruquenses sustituyeron recientemente por otra de piedra, más resistente.


El Dedo de Dios, actualmente
 

Dios tenía un dedo en Agaete, pero ahora tiene un muñón... Recemos para que nunca le atormente el prurito, en esa zona, al Todopoderoso... No tendría con que rascarse...

Una de las ideas para su reconstrucción 





domingo, 1 de agosto de 2010

Ropa: historia y lenguaje

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 Extraña prenda (paseando por Madrid)


Diferentes han sido las prendas de vestir que se han venido usando en las distintas épocas. Los gustos y las modas han cambiado con los tiempos, y también  los nombres con los que nos hemos referido a las distintas prendas. No menos curioso ha resultado el uso de la lengua para construir con ellas diferentes expresiones... Por citarlas en un cierto orden, seguiremos el utilizado para vestirnos. 


ROPA INTERIOR
Los romanos, que no llevaban medias ni calzas, aprendieron a usarlas de los germanos -que las necesitaban para proteger sus pies de un clima mucho más riguroso- pero no tomaron el nombre, sino que las denominaron con un derivado del que entre ellos designaba al calzado: calceus (zapato, en latín) que más tarde dio lugar a calcea (calza, en latín).

Con la evolución de la moda durante el medievo, las calzas fueron cada vez más largas, hasta alcanzar la cintura. Fue en el siglo XVI cuando se dividió la prenda en dos partes:
a/ la que cubría el abdomen y parte de los muslos que se siguió llamando calza (con su aumentativo calzones o su diminutivo calzoncillos)
b/ y la que cubría los pies y las pantorrilas, a la que llamaron calceta o medias calzas (actualmente calcetines y medias).

Las bragas (en latín, braca) podrían tener su origen en la voz braqui, nombre de una tribu celta que se asentó en el sureste de Francia y en el noroeste de Italia. Los braqui se distinguían de sus vecinos por usar unos calzones de cuero, que no usaba ninguna otra tribu de la zona. Posteriormente, y sobre todo en las armaduras, se acabó reforzando la parte delantera, que acabó llamándose bragueta. Ambos nombres, braga y bragueta, se referían a prendas masculinas.

Mucho más recientemente la prenda masculina comenzó a llamarse calza, y la femenina braga, aunque esto último no ocurrió en todos los idiomas... Por ejemplo, en catalán el calzoncillo es calçotet y las bragas son calces, ambos apelativos provenientes del mismo término.

También es curioso mencionar el uso de estos términos en algunas frases hechas como: "Pillar en bragas" por coger desprevenido, "Quedarse en bragas" por perderlo casi todo, "Dejar en bragas" por quitarle a alguien casi todas sus posesiones, "Hablar a calzón quitado" por hacerlo sin tapujos y "Tener calzones" por ser muy hombre... 


CAMISA
El nombre de la actual camisa proviene del latín tardío camisia, con el que se conocía a una prenda de origen germánico. Aunque hay quien le supone un origen griego en el término kamasón, con el significado de túnica. Como el origen griego aparece documentado y también refrendado por el término árabe qamis (con significado literal de camisa), parece lícito suponer que el término griego no ha cesado de cambiar sus formas en las diferentes lenguas, refiriéndose siempre a un mismo tipo de prenda. Los apelativos de camiseta, camisón, camisilla, camisola y demás, aluden a variaciones en la hechura de la pieza.

Esta prenda también nos ha dejado algunas frases hechas, de entre las que cabe destacar: "No llegar la camisa al cuerpo" por tener miedo, o "Meterse en camisa de once varas" por complicarse la vida sin necesidad.


PANTALONES
Las bragas de los pueblos galos y celtas son el antecedente de los pantalones. Cuando los bárbaros dinamitaron el Imperio Romano se popularizó su uso, fundamentalmente entre los campesinos y las gentes sencillas.

Entre la gente de cierta posición social, y hasta el siglo XVII, fue habitual el uso de bombachos cortos o de medias ajustadas, y una túnica suelta hasta la rodilla. Fue a finales del XVIII cuando apareció el término pantalón, proveniente del francés pantalon, formado con el nombre de Pantalone, personaje de la Commedia dell'Arte italiana. Este personaje, que vestía capa y pantalones amplios que le llegaban hasta la rodilla, fue denominado así en honor del santo patrono de Venecia San Pantaleone.

El pantalón fue prenda exclusivamente masculina durante mucho tiempo, y dio origen a la frase "Llevar los pantalones" por mandar y ser muy hombre; con idéntico significado a la de "Vestirse por los pies".

Respecto a la falda, como prenda de vestir que cae de la cintura hacia abajo, es probable su origen en el término germano falda, que significa pliegue. 


CHAQUETA
Seguimos con el chaleco, el chal, la chaqueta...

Los dos primeros provienen del árabe yalika (casaca del cautivo), alteración del turco yalak (chupa) que llegó hasta nosotros a través del sonido árabe yubba (túnica) y que designaba la parte del vestido que cubría el tronco, por debajo de la casaca. Es curioso observar que un nombre tan "moderno" como el de chupa, con el que designamos la cazadora o chaquetilla corta, generalmente de piel, viene de tan antiguo.

Otro caso es el de la chaqueta -prenda de vestir con mangas, que se ajusta al cuerpo pasando de la cintura y que se coloca por encima de otras prendas- cuyo nombre tiene su origen en el francés jaquette (chaqué) que deriva del francés antiguo jaque (jubón, almilla) y éste del también francés antiguo jacques (campesino). Aquí el nombre jacques, muy corriente entre las gentes del pueblo, pasó a designar todo el campesinado y más tarde a sus ropajes. Algo parecido a lo ocurrido con los juanetes, Juan Nadie, el John Bull inglés o el John Doe americano. "Cambiar de chaqueta" o "Más vago que la chaqueta de un guardia", son algunas de las frases que tienen origen en esta prenda. 


CALZADO
Pasando al calzado encontramos el término bota que proviene del francés botte y éste del gótico bauths (romo, rudo), lo que certifica que el término designaba primariamente a un calzado grosero y basto, forrado de pieles para protegerse del frío. Cuando este tipo de calzado se mejoró fue distintivo de buena posición social frente al calzado más sencillo y de poco abrigo de la gente del pueblo. Frases como "Ponerse las botas" lo certifican.


El tema parece no tener fin. Frente a términos como vestido y abrigo, que se explican por sí solos, encontramos otros de más reciente acuñación, con su pequeña historia detrás. Veamos algunos de ellos: corbata, bikini, pamela, rebeca, esmoquin, leotardos...

Después de este repaso a las prendas de vestir -sin las cuales iríamos "En porretas"-, es de esperar que todos seamos capaces de "Vestir de tiros largos", o al menos de "Vestir de punta en blanco".