De un tiempo a esta parte me dio por centrar una parcela de mi interés turístico en aspectos tan prosaicos y poco reseñables como el suelo de las distintas ciudades que tuve la suerte de visitar...
En este sentido Portugal me sedujo por su originalidad, por lo que entiendo como una nota de diferenciada personalidad, y es que sus ciudades, con Lisboa a la cabeza, son lo que son y como son por culpa de este empedrado, al que ellos conocen como Calçada Portuguesa y que debemos al buen hacer de sus Mestres Calceteiros.
La técnica nació en Lisboa en 1842, poco a poco se fue extendiendo a todo el país, así como por sus colonias, a la par que haciéndose más artístico, elaborado y complejo...
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