Tras escribir dos volúmenes, recogiendo las cerca de 600 anécdotas que, a lo largo de los últimos años de ejercicio profesional, me sucedieron en la consulta, me doy cuenta de que aún puedo seguir explotando ese filón, incluso después de haberme jubilado; veréis, os cuento.
Me encontraba el otro día con mi hijo en un Centro de Salud, para solicitar la baja laboral para los días que habría de durarle el trancazo que se había cogido, cuando empezó a sonar una alarma, con cierta rotundidad, tras de la cual pudimos escuchar una voz que repetía un mensaje parecido a este:
"¡Por favor, atención,
diríjanse hacia la salida del centro...!"
La gente permaneció quieta por unos instantes, hasta que hubieron digerido lo que estaban escuchando, para después, y acto seguido, dirigirse y no sin prisa, hacia el lugar que les señalaban...
No hay comentarios:
Publicar un comentario