Bien sea por la trascendencia que tuvieron en nuestras vidas, o por otros motivos, es lógico que anualmente, cuando menos, le dediquemos un día a recordar a nuestros muertos...
Aunque puestos a hacerlo, de lejos preferiría las formas derivadas de nuestra tradición cristiana o, en el supuesto de que queramos añadirles algo de folklore, las emanadas del lindo modo de hacer mejicano, pueblo que entiende a sus muertos conviviendo permanentemente entre y con ellos, cuando menos de espíritu.
No soy partidario del truco o trato, tampoco de la violencia de los disfraces viscerosanguinolentos o de recuperar las prolongadas sesiones de películas o series gore, ya que todas, en mi consideración, se acercan a lo que entiendo como una rotunda falta de respeto para con nuestros difuntos.
De lo comentado sobre este punto se entiende que considere, como más parecido a "mi adecuado", cuanto se asemeje a la estética de "Coco", el archifamoso largometraje de Disney.
Vaya por detrás que, el que fomentemos esta inadecuada forma de entenderlo entre nuestros más jóvenes, me parece lo primero que habríamos de revisar.
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