Son varias las ciudades que en su día decidieron feminizar a sus semáforos, concretamente, hace años que la de Madrid decretó que la mitad de todas las señales de tráfico deberían alternar figuras andantes masculinas y femeninas, y para caracterizar a las mujeres, diferenciándolas de las habituales, de hombres, se valieron de atributos como la falda, la cinta para el pelo o una cola de caballo.
Más tarde, el ministerio de Igualdad hizo también suya la idea de utilizar la pantalla de este mobiliario urbano, para propagar sus intenciones: así, y volviendo con Madrid, esta capital se convirtió en la primera ciudad española (como ya lo hiciera Viena en mayo de 2015), en instalar semáforos paritarios con parejas de hombre y mujer, y en la segunda, tras San Fernando (Cádiz), en contar con semáforos con propósitos inclusivos para con los movimientos LGTBI.
Y es que nada como las figuras de los semáforos para representar a los habitantes de las ciudades...
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