Nos encontramos en una plaza de Madrid, un espacio recientemente remodelado por parte del ayuntamiento, que pasa por ser uno de los lugares que concentran mayor número de personas, que allí se dan cita por cualquier motivo o celebración.
Todos los que alguna vez me leyeron saben de mi afición a las manifestaciones del arte callejero, fundamentalmente por aquellas que afectan al mobiliario urbano.
En la fotografía podemos ver de qué estamos hablando: la placa del metro que identifica comúnmente a las estaciones, perdió sus colores identitarios tiñéndose con los de nuestra bandera, como corresponde a una plaza que lleva el nombre de España...
La cosa no ocurrió ayer, para ser exactos, ocurrió en diciembre de 2020, siendo consejero de transportes de la comunidad Ángel Garrido. Poco antes, con la bandera del movimiento LGTBI, el rombo de la estación de Chueca fue modificado en idéntico sentido. Fuera cuando fuese, sean bienvenidos estos cambios, que le dan simpatía y singularidad a los rincones de nuestras ciudades.
El metro fue, con no poca frecuencia, un tan oportuno como excelente lienzo donde plasmar creatividades, tal y como puede verse en los ejemplos que expongo a continuación. Lo ha sido en su trayecto suburbano, pero, en esta ocasión, también pretende serlo en su carta de presentación...
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