Oporto es una preciosa ciudad, un destino absolutamente recomendable para un fin de semana turístico, puesto que no dejará de sorprender a propios y a extraños desde la enorme personalidad que emana su evidente decadencia...
Una decadencia que evoca el exuberante pasado que obtuvo de la comercialización del caldo al que prestó su nombre y que tantos apasionados como fama le darían, allende las fronteras del país lusitano.
Una decadencia que evoca el exuberante pasado que obtuvo de la comercialización del caldo al que prestó su nombre y que tantos apasionados como fama le darían, allende las fronteras del país lusitano.
Una fama hasta cierto punto inmerecida, todo hay que decirlo; y es que de Oporto, estos vinos, tan sólo tienen el nombre: porque ni se cultivan las uvas allí, ni envejece el vino, como tampoco se embotella en Oporto...
-. las uvas vienen de muy lejos, más de 100 kilómetros río arriba, de las comarcas que configuran el Val do Douro, cuyo mapa y ubicación puede verse en la ilustración.
-. Los frutos de la vendimia viajan río abajo, en barcazas como las que podemos ver en la fotografía siguiente, hasta las bodegas de la desembocadura del Duero...
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Todas las bodegas se encuentran en el municipio de Villanova de Gaia, el pueblo que puede verse cruzando el río, frente a Oporto, y cuya existencia es absolutamente desconocida por una gran mayoría de los amantes de este vino, a pesar de que reposan en ellas durante muchos y largos años...
Sea como fuere, damos por bienvenida la usurpación de protagonismo de la que venimos hablando, en tanto en cuanto nos permitió disfrutar de los bellos rincones y maravillas con las que hoy nos enamora esta ciudad portuaria...
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