domingo, 9 de septiembre de 2018

Borrando años...



La Bipolaridad ha sido siempre una de las características de nuestra Iglesia española, la institución más importante de cuantas han regido, y aún rige, el destino de este bendito país...
 
Frente a las atrocidades de una perenne Inquisición habríamos de situar una increíble labor de mecenazgo a la que hoy debemos buena parte de nuestros monumentos, obras de arte, de nuestros festejos y folklore... Frente a su irracionalidad: las bien amuebladas cabezas de algunos de sus más ilustres representantes, entre los que a modo de ejemplos citaré a Fray Luis de León o a Teresa de Jesús... Ambos curiosamente relacionados con preciosas historias en la esfera de lo temporal...
 
En marzo de 1572 Fray Luis de León, doctor en Teología de la Universidad de Salamanca y uno de los principales representantes del Humanismo en España, fue detenido por la Inquisición y por su crítica filológica al texto de la Vulgata (la versión católica tradicional de la Biblia). Tras cuatro años en prisión sería absuelto, regresando a la Universidad en 1577...
 
La introducción con la que, a su vuelta, inició la clase en la que retomó su actividad docente, llegaría a ser una sentencia mítica de la historia del castellano... Ese "Decíamos ayer...",  con el que pretendía anular los cinco últimos años, venía a expresar el hecho de que determinadas cosas no debieron haber sucedido nunca...

Lo de Santa Teresa y a la hora de maquillar años fue más espectacular si cabe... Había nacido muy cerca de aquí, en Gotarrendura, provincia de Ávila... Tras una larga y piadosa vida, en la que fue contemporánea del mencionado Fray Luis, falleció en Alba de Tormes, población de la provincia charra a la que nos estábamos refiriendo, el 04 de octubre de 1582, siendo enterrada al día siguiente, esto es: el 15 de octubre... 

Pero como es esto posible?... No, nada que ver con el misticismo de la Santa ni con capacidad alguna de su aura para viajar en el tiempo: murió el mismo día en que entraba en vigor el calendario gregoriano. Aquella noche se produciría el cambio de fecha: los cristianos se acostaron el día 4 y se despertaron el 15. 

Por citar otros ejemplos de mentes privilegiadas en el seno de una iglesia para cuya historia caben más críticas que elogios, recurriría a San Juan de la Cruz o a Bartolomé de las Casas, ambos contemporáneos de los dos anteriores y todos: Luis, Teresa, Juan y Bartolomé, cuestionados, cuando no perseguidos, por una Inquisición que vivía, por aquel entonces, sus momentos más represivos...



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