viernes, 10 de marzo de 2017

La cerca de los sujetadores



Este post, el que ahora lees, pretende ser un homenaje al recuerdo de una amiga, una hermana mayor, una jefa o tantas otras cosas, porque todas ellas llegó a ser Mari Carmen Bori en mi consideración... Como amiga en ocasiones busqué su experiencia y amparo, otras la odié y  muchas la admiré, como pocas veces llega a admirarse a las personas de nuestro entorno más inmediato.

Se había jubilado unos años antes, conceptuando ese momento de su vida como si de una permanente peregrinación se tratase: de viaje en viaje, de ciudad en lugar: varios meses en Berlín, otros tantos en la Toscana, en París, Londres, Islandia y un largo y geográfico etcétera... De todas estas aventuras, quienes disfrutábamos del privilegio de ser sus amigos, estábamos puntualmente informados a través de las redes sociales.

Su vida se sesgó demasiado temprano, recién retornada de un viaje por las antípodas... Del que fue su penúltimo viaje, extraigo estas fotografías y sus comentarios sobre La cerca de los sujetadores, de Cardrona (Nueva Zelanda).
 


Va por tí, Mari Carmen!... Lo escojo, por curioso, de entre las muchas cosas que escribiste para cuantos te seguíamos... 

Déjame decirte que fue una suerte coincidir contigo en esta vida... Deseo que, allá adónde te encuentres ahora, sigas viajando siempre!...

"Todo empezó en 1999, dicen los ciudadanos del valle Cardrona, en Central Otago, Nueva Zelanda. Era una noche de Año Nuevo, cuando cuatro mujeres decidieron dejar sus sujetadores colgados de una valla. Fue entonces cuando nació ‘The Cardrona Bra Fence’ y en la actualidad cuenta con una página de Facebook


La página explica que cada vez más mujeres llegaban a la zona a dejar sus sostenes colgados en la cerca. Ya no solo son neozelandesas, sino también turistas extranjeras, que a modo de diversión dejan su ‘regalo’ a un lado de la vía. Hoy, las vallas son perchas para cientos de kilos de sujetadores. 

 
Sin embargo, no todos en la zona están a favor de este peculiar atractivo del valle. Algunas autoridades han condenado la Bra Fence. Hasta intentos legales se han hecho para que se elimine, pero sin éxito. La misma polémica se ha trasladado al ciberespacio. En 2006, el consejo local ordenó que se quitaran las prendas íntimas, pero muchos se negaron. La cadena alcanzó los 7.400 sujetadores. 

Un lugareño, llamado John Lee, que se ha convertido en el guardián de la zona, se niega a retirar los sujetadores, indicando que el 90% de las cartas recibidas sobre la Bra Fence han sido positivas y que los sujetadores son la atracción más fotografiada del área".

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