lunes, 26 de noviembre de 2012

S.D.F.


En algunas de las manifestaciones orquestadas contra los recortes a las que he asistido en los últimos años, pude ver pancartas con mensajes de lo más elocuentes, como aquel en la que se asociaba el destino de nuestra maltrecha España con dos programas de televisión de cierta actualidad :

"Dentro de unos años este país sólo
tendrá dos tipos de ciudadanos:
1.- Españoles por el mundo
2.- y Callejeros"

Se trata de una exageración, de acuerdo, pero no es menos cierto que el número de los que se ven obligados a engrosar las estadísticas de cualquiera de éstas dos circunstancias, crece a un ritmo tan apreciable como despreciable: muchos son los que tienen que abandonar el país persiguiendo la búsqueda de algún destino; muchos son también los que abandonan su casa, empujados hacia la condición que en determinados países de Europa se empeñan en desdramatizar a través del calificativo de SDF (Sin Domicilio Fijo).

En mis deambulares por la Sodoma madrileña resulta cada vez más frecuente el encontrarme con algunos de ellos, no pudiendo evitar el impulso de capturarlos con mi cámara, en clara intención de denuncia por cuanto están pasando, como si mi baqueteada inocencia me impidiese ver, o concluir razonando que al igual que pude presenciarlas yo, son evidencias al alcance de la percepción de todo el mundo.

Algunas de estas imágenes resultan tan paradójicas, tan cuando  menos curiosas, que quise acercarlas hasta aquí... La primera es la que expuse sobre estas líneas; nos muestra una situación tan increíble como contradictoria: vemos un banco, en un momento de febril auge de protestas por los desahucios, dando cobijo a un callejero.


La segunda no supone peor ilustración de nuestra hipocresía: un pobre sin techo durmiendo junto al graffiti que le recuerda "alguien te ama"; alguien quien -no me caben dudas a este respecto- debe llevar unos años muy distraído, sumido en la inopia del más cruel e indiferente pasotismo.


lunes, 19 de noviembre de 2012

Parados que no paran...




Algunas de las controvertidas medidas dictadas por el gobierno de Mariano Rajoy, sobre todo en aspectos referidos a su Reforma Laboral o a los recortes en las prestaciones por desempleo, fueron justificadas desde la hipocresía que caracteriza a los miembros de su gobierno, como actuaciones encaminadas a alentar la búsqueda activa de trabajo por parte de los ociosos... 

Según nuestros aventajados dirigentes, sumidos en la inopia de quienes nunca hubieron de buscarse la vida, debe de haber mucho empleo: el problema residiría en la conformidad de nuestros parados, quienes se habrían acomodaron a vivir de la sopa boba...

Hace poco, en la localidad de Orthez, entre las perdidas profundidades boscosas de las Landas francesas, tuve ocasión de fotografiar este anuncio en el escaparate de acceso a una peluquería: 

"Cinco personas buscan trabajo en el kiwi, la manzana...
0034 679013025 (JAIME)
0034 658296556 (MARIA)
Muchas gracias"

A todos los que pasan necesidades y buscan sin encontrar, a los que se han planteado incluso el llegar a emigrar: mi apoyo y mi ánimo: todo acabará cambiando algún día...

Aunque bien es verdad que antes deberíamos comenzar por cambiar a este gobierno... Pero hasta entonces: permítanme la ironía y disfrutemos de lo que hemos votado...



sábado, 17 de noviembre de 2012

Huelga decir de la huelga...




Numerosos son los detalles que, a la hora de ilustrarlo, podrían poner de manifiesto el choteo que supone una democracia como la nuestra; con tal propósito les invito a recordar las promesas y programas electorales que nos animaron a elegir a algunos de nuestros representantes, seguidos de los "donde dije digo, digo Diego" con los que nos obsequiaron tras su elección.

A la cabeza de tales despropósitos habríamos de situar irresolublemente a nuestro actual gobierno, ya que no creo que se produjesen nunca, en el acontecer de nuestra inmadura democracia como tampoco en el horizonte global de nuestra historia general, tal cantidad de embustes, de promesas incumplidas y esperanzas rotas como las formuladas por nuestro poco apreciado presidente Rajoy.

Por tales circunstancias al pueblo, a aquellos que aún tienen trabajo y no arrojaron la toalla, no le quedan muchas formas de expresar su indignación más que a través del pataleo que supone la convocatoria de huelgas y/o manifestaciones, que el gobierno manipulará interactuando con las cifras, los datos del consumo eléctrico, la información aparecida en los medios, etc...








Los "poco más de 30.000 manifestantes" que según la delegada del Gobierno, se dieron cita en Madrid y con motivo de la última Huelga General (14N 2.012) debían tener, a juzgar por el espacio físico que alcanzaban a ocupar en las imágenes aéreas, un más que preocupante Indice de Masa Corporal, que en la mayoría de los casos debía rayar en la obesidad mórbida.


Pero al igual que soy crítico con aquellos, me exijo el deber de serlo del mismo modo con algunas de nuestras acciones: y es que pocas cosas son tan contradictorias con los ideales de una democracia como la imposición, muchas veces violenta, del ejercicio de la huelga por parte de unos piquetes supuestamente informativos.

Y también relacionadas con huelgas y manifestaciones, los máximos exponentes del ejercicio del juego democrático tras las elecciones,... ¿Qué decir de las infiltraciones de las fuerzas de orden público, de paisano y con el pretexto de soliviantar los ánimos de los manifestantes?;... ¿Y de las brutales y poco selectivas cargas policiales contra la población, sin los cuidados que se derivan de la profesionalidad de discriminar a inocentes transeúntes, niños o ancianos?

La palabra huelga deriva del verbo holgar, esto es: estar ocioso. Los catalanes, con sus excedentes de sentido práctico y por su significado también relacionado con la inactividad, la denominan "vaga"... Se pretende que con la elección de no ir a trabajar un grupo de personas manifieste y reivindique determinados desacuerdos y posturas... "Huelga" decir que sobra toda forma de violencia, así como todo lo demás...




La señora Gump




"La vida es como una caja de bombones, nunca sabes que te va a tocar"
"Yo no soy tonto. Mamá dice que tonto es el que dice tonterías"



jueves, 15 de noviembre de 2012

El chocolate del loro


La historia del chocolate puede perfectamente resumir ilustrando glorias pasadas en nuestro país, que antaño alcanzó a brillar con luz propia, para acabar arrastrado por el torrente de la decadencia hasta el pelotón del olvido.

El primer nombre que se le dio al árbol del cacao ya nos anticipaba el que sería un rotundo éxito: al ser denominado Theobroma por la comunidad científica, se asumía que sus frutos debían constituir un alimento propio de dioses.

Fue el extremeño Hernán Cortés quien descubrió y envió las primeras semillas de cacao desde tierras aztecas a España, un producto cuyas propiedades y explotación serían rápidamente asumidas y asimiladas por su paje de cámara, Don Pedro de Astorga, quien junto a otros maragatos que le acompañaban  convertiría a la pequeña localidad castellano-leonesa, en la Ciudad del Chocolate por antonomasia.

Tal es así que a principios del siglo pasado llegaron a coexistir, en tan pequeña urbe (hoy cuenta con menos de 12.000 habitantes), hasta un total de 45 fábricas dedicadas a la elaboración del cacao.

La bebida se popularizó rápidamente en nuestro país, siendo para los españoles algo parecido a lo que el té constituyó siempre para los ingleses, y justificando el que en la península el café no llegase a ser consumido hasta muchos años después de su arraigo en el resto del continente europeo.


Palacio Episcopal, obra de Gaudí, en Astorga

Su conocimiento de los lácteos y la iniciativa de mezclar el cacao, rebajándolo y dulcificándolo con leche y azúcares, llevó a la empresa suiza Nestlé a principios del siglo XX, a encaminarse hacia la supremacía mundial en lo que a su fabricación y comercialización se refiere, así como al consecuente y paulatino cierre de las empresas familiares que hasta entonces habían vivido de la elaboración de este manjar quienes, probablemente y por haber querido ahorrarse el chocolate del loro, no supieron lidiar con esta competencia, ni gestionar adecuadamente su supervivencia.

Hoy Astorga es más conocida por sus hojaldrados que por haber sido la puerta de entrada del chocolate en occidente. No obstante y para más información puede visitarse su Museo del Chocolatecuando menos virtualmente...