lunes, 8 de octubre de 2012

Castillos en el aire


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Buscando en el diccionario e interesándome por los distintos significados y acepciones de la palabra hortera, me tropiezo con las siguientes:
-. Vulgar, de mal gusto, de carácter ordinario.
-. Antiguo dependiente madrileño de ciertas tiendas...
Y como ejemplo en el contexto de una frase, citan: "no hay campo sin trigo ni hortera sin amarillo..."

Volviendo a la primera acepción, la que ya conocíamos todos, confieso que fue lo primero que pensé de los habitantes de la localidad castellana de Coruña del Conde, al observar la carcasa brillante y metálica de aquél caza, expuesto en las inmediaciones de los restos del castillo, su antigua residencia condal.


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Más tarde, indagando en las posibles explicaciones de tan forzado maridaje encontré una razón: en este pueblo de Castilla, en ésta otra Coruña nació y vivó uno de los pioneros de la aviación... Diego Marín de Aguilera, pastor e inventor, quien pasó una buena parte de su vida observando y analizando el vuelo de las aves para construir, en connivencia con el herrero del pueblo y tras seis años de trabajo, una de las primeras máquinas voladoras de nuestra historia: sobre un esqueleto de hierro, dos alas revestidas de plumas y la capacidad para transportar a una persona.

El 15 de mayo de 1.793 llevó su aparato hasta lo más alto de la cumbre del castillo y se despidió diciendo: 
"Voy a Burgo de Osma, de ahí a Soria... Volveré pasados unos días"...

Su vuelo se prolongó por la destacable distancia de las 431 varas castellanas (unos 360 metros) y es interesante señalar que fue una avería, la rotura de uno de los pernios que movían las alas, la que le impidió alcanzar mayor recorrido.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante!!